Desde que comenzó la pandemia del COVID-19, los latinos han sido una pieza central para mantener a flote la infraestructura económica, médica y sanitaria del país. Muchos latinos han hecho grandes sacrificios para alimentar a sus familias y mantenerlas a salvo. Pese a esto, existen personas en esta comunidad que no quieren postergar los festejos, e infringen las normas estatales.
Desde trabajadores en plantas procesadoras de alimentos, pasando por enfermeros, personal de limpieza, de cocina, de construcción, conductores, agricultores, muchos latinos no han parado de trabajar, en áreas consideradas esenciales, muchas de las cuales no permiten el distanciamiento social.
Los latinos son esenciales
Gran parte no tiene alternativa. Los indocumentados están excluidos de los cheques federales, del seguro de desempleo, o incluso de un seguro médico, por tanto se ven obligados a trabajar pese al peligro de contagio del coronavirus. Además, ¿qué pasaría si los trabajadores del campo, o de las plantas de alimentos, o los enfermeros dejaran sus puestos? Todo Carolina del Norte entraría en crisis. Dependemos de estos trabajadores esenciales.
Esto sumado al hecho de que algunas familias numerosas viven bajo un mismo techo, y a las disparidades en el sistema de salud, ha llevado a que el 43 % de los casos de COVID-19, de los que se conoce la etnia en Carolina del Norte sean latinos. Cerca de 30,000 casos hasta la tercera semana de julio. Tristemente cerca de 160 latinos han fallecido en el estado por el nuevo coronavirus.
Esta pandemia ha requerido diferentes sacrificios también en el área social. Con mucha ilusión miles de estudiantes se graduaron en esta primavera, sin embargo ellos y sus familias tuvieron que conformarse con ceremonias virtuales. Cientos de parejas que soñaban con el día de su boda, tuvieron que resignarse a celebraciones a distancia. Con estas acciones estamos tratando de contener la pandemia, pues eso nos beneficia a todos. Tristemente no todos piensan igual.
Un insulto al sacrificios de los latinos
No son pocos los reportes de personas que simplemente no quisieron hacer concesiones, y aun desafiando las normas estatales que prohíben las reuniones con más de 10 personas en interiores o 25 en exteriores, realizan fiestas.
No hay nada de malo en celebrar, no hay nada de malo en reunirse con la familia si se respetan las normas de distanciamiento social. El problema surge cuando por razones egoístas se minimiza esta crisis sanitaria, se ignoran las normas médicas y no se respetan las ordenanzas.
Esto es un insulto a los sacrificios de miles de familias latinas que también quisieran estar juntas, pero que se frenan para ayudar a su comunidad.
Todos tenemos una responsabilidad
Estamos de acuerdo de que a nadie le gusta normas de distanciamiento social, especialmente para los latinos, quienes tendemos a ser por cultura mucho más afectuosos, expresivos y cercanos con nuestros familiares y amigos. Sin embargo debemos hacerlo por el bien de nuestra comunidad, por el de nuestra familia y el de nosotros mismos.
No se acaba el mundo si debemos postergar ciertas reuniones sociales. Aproveche la tecnología que nos permite estar conectados, celebre la vida manteniéndose a salvo y protegiendo a su familia. Si debe salir a trabajar procure en la medida de lo posible mantenerse a 6 pies de distancia de sus compañeros, use mascarilla, lávese las manos frecuentemente.
Si todos hacemos nuestra parte, si todos realizamos ciertos sacrificios temporales para mantenernos saludables, podremos terminar con esta pandemia, y luego podremos volver a abrazarnos y celebrar en persona.