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Al momento que escribo esta columna el mundo se encuentra en estado de emergencia, por donde quiera se oyen voces de angustia, desanimo y temor. Los gobiernos de todos los países se preparan para combatir un enemigo invisible que se desplaza en medio de nosotros. La pregunta que nos formulamos es ¿Qué haremos y cómo enfrentaremos individualmente a esta amenaza?

Por horas me he quedado viendo las noticias los informes de lo que está pasando con el nuevo coronavirus (COVID-19), para saber cómo protegerme a mi misma, mi familia, y la comunidad con la cual he estado en comunicación a través de las redes sociales y realmente todos tenemos una parte en el esfuerzo de prevenir enfermarnos y ayudar a otros a no enfermarse.

En contraste, veo a otras personas que están totalmente atentos a las noticias e información, pero no tanto para aprender y prevenir, sino para ver cuántas personas han enfermado y dónde camina la enfermedad, al punto que ellos mismos se están enfermando de desesperación, angustia y mucho estrés.

Lo he dicho muchas veces y hoy lo escribo aquí para todo el que lo quiera leer y atesorarlo en su corazón: este no es momento de estrés ni de angustia, es tiempo para sacar lo mejor de nosotros, es el momento cuando podemos dar a los más vulnerables.

Podemos dar información sobre cómo mantenerse sanos, podemos llamar a un familiar o amigo para orar y darle palabras de aliento, podemos ver cuales son las recomendaciones oficiales que se están dando, hacer un volante y dárselo a los vecinos para que lo peguen en su refrigerador y así sigan las instrucciones y no enfermarse.

Las escuelas han cerrado, dejando miles de niños que dependen de las comidas que se dan en las escuelas para poder llenar sus estomaguitos. En esta ocasión tú puedes unirte con otras mamás, ir a algún supermercado o iglesia que ofrezca alimentos a los bancos de comida, hacer un emparedado, poner una fruta y una botellita de jugo o agua y dárselo a esos niños de tu vecindario. Esto es lo que yo estoy haciendo y planeando con algunas mamás.

No caigas en la tentación de compartir información no verificada o rumores sin comprobar, sigue muy de cerca las recomendaciones del gobierno las cuales son: no estar reunidos con más de diez personas, lavarte las manos constantemente, no llevar tus manos a la cara constantemente, si no tienes que salir, no salgas y yo te recomiendo mantener tu baño tu cocina y tus cuartos de dormir siempre limpios.

No te abarrotes de comida, ni de papel de baño, recuerda que vivimos en un país donde lo que más hay es comida y papel de baño, ve y compra lo que necesites, pero no gastes más de lo que comúnmente gastas para el abastecimiento de tu familia.

Ora constantemente, sé agradecido con Dios todos los días y dale gracias constantemente por tu salud, la salud de tu familia, la de tu comunidad y el mundo entero. pídele a Dios que pronto termine esta emergencia y que al final ya tengamos la cura para tal virus. Ama y cuida a los tuyos y asegúrales que con la ayuda de Dios todo estará bien.

Por ahora oro por ti, tu familia y le pido a Dios que te quite todo estrés y angustia de tu corazón y en su lugar ponga la fe, la esperanza, y el amor que son los que te sacarán adelante y te mantendrán fuera de todo peligro.

Para las últimas informaciones locales y en español sobre el coronavirus en Carolina del Norte, visite a La Noticia.

Por tres décadas ha servido en su ministerio pastoral y en la organización Jesus Ministry. Presidenta de la Federación de Iglesias Cristianas. Autora del libro: El encuentro que me transformó

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