Las fintech, desde hace ya un largo tiempo, han venido reconfigurando muchos aspectos del mundo de los servicios financieros a nivel local y global. Su incorporación ha generado mayores niveles de eficiencia, accesibilidad y conveniencia para una gran heterogeneidad de usuarios, en comparación con los mecanismos tradicionales disponibles anteriormente. Sin embargo, más allá de sus atributos y características, es importante destacar que estas constituyen por sí mismas un mercado: el mercado de las fintech.
Ahora bien, si bien este es un mercado, se puede decir que pertenece a una categoría específica: los "mercados de tecnología". Por su naturaleza, este tipo de mercados posee marcadas diferencias en relación con otros, aquellos en donde se intercambia un bien o un servicio. Por esto, resulta de gran interés, especialmente por el efecto de los avances tecnológicos en el crecimiento económico, entender cómo se caracterizan, se comportan y se estructuran los mercados de tecnología.
En primer lugar, la naturaleza de los productos tecnológicos difiere significativamente de los bienes y servicios tradicionales. Los bienes y servicios tradicionales suelen ser tangibles y consumibles, con procesos de producción y consumo bien definidos y estandarizados. En cambio, los productos tecnológicos, como el software, las aplicaciones móviles y los servicios en la nube, son a menudo intangibles, altamente innovadores y sujetos a rápida obsolescencia. De acuerdo con Shapiro y Varian (1999), esta diferencia fundamental en la naturaleza del producto afecta la manera en que las empresas tecnológicas operan y compiten en el mercado.
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Otra característica crucial es la importancia de las economías de red y los efectos de red. En los mercados de bienes y servicios tradicionales, aunque las economías de escala pueden ser importantes, los efectos de red suelen ser menos significativos. Sin embargo, en los mercados de tecnología, los efectos de red son fundamentales. El valor de un producto tecnológico, como una plataforma de redes sociales o un sistema operativo, a menudo aumenta con el número de usuarios que lo adoptan. Por ello, Katz y Shapiro consideraban que este fenómeno crea barreras de entrada significativas y puede llevar a situaciones de monopolio natural, aspectos nada despreciables en la búsqueda de balances entre las relaciones entre oferentes y consumidores dentro de un mercado.
La innovación y los ciclos de vida del producto también son aspectos que distinguen a los mercados tecnológicos. En los mercados tradicionales, los ciclos de vida de los productos tienden a ser relativamente largos y la innovación suele ser incremental. Por otro lado, en los mercados de tecnología, la innovación es a menudo disruptiva y los ciclos de vida de los productos son mucho más cortos. Schumpeter ya afirmaba mucho tiempo atrás que las empresas tecnológicas deben innovar constantemente para mantener su ventaja competitiva y adaptarse a los rápidos cambios del mercado.
Los costos de producción y distribución en los mercados de tecnología también presentan diferencias notables. En los mercados tradicionales, los costos marginales de producción y distribución son significativos. En contraste, una vez desarrollado un producto tecnológico, los costos marginales de producción y distribución tienden a ser bajos o incluso nulos, especialmente en el caso del software y los contenidos digitales. Esto permite a las empresas tecnológicas escalar sus operaciones rápidamente y a bajo costo.
La propiedad intelectual y los derechos de autor son otra área donde los mercados de tecnología difieren de los tradicionales. Aunque la protección de la propiedad intelectual es importante en ambos tipos de mercados, es especialmente crítica en el sector tecnológico para proteger la innovación y las inversiones en investigación y desarrollo. Las patentes, los derechos de autor y los secretos comerciales juegan un papel esencial en la estrategia de las empresas tecnológicas.
En este aspecto, Alberto Galasso, de la Universidad de Toronto, ha investigado cómo las patentes y otros mecanismos de protección de la propiedad intelectual afectan la innovación y la competencia en los mercados tecnológicos. Sus estudios han demostrado que una mayor protección de patentes puede incentivar la innovación al aumentar las expectativas de beneficios futuros, pero también puede dificultar la competencia al restringir el acceso a tecnologías esenciales. Este equilibrio delicado subraya la importancia de diseñar políticas de propiedad intelectual que promuevan tanto la innovación como la competencia.
En definitiva, la organización de los mercados de tecnología se diferencia notablemente de los mercados de bienes y servicios tradicionales en varios aspectos clave, como ha sido abordado en estas líneas. Estas diferencias dejan muy claro que, si el fin último es gestionar y fomentar la innovación en el sector tecnológico, una plena comprensión del funcionamiento de estos mercados es vital para un eficiente diseño de mecanismos.