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A pesar de que su pareja era cada vez más violento, ella se quedó con él por casi un año. La razón: “Me decía que iba a cambiar”. Este es el testimonio de una latina que fue víctima de violencia doméstica dos veces: la primera en su país natal, Colombia y luego en Carolina del Norte. Para huir de su agresor, hoy se refugia en una ciudad distinta a la que fue su domicilio por dos años.

Teníamos una relación de seis meses, pero hubo un tiempo en el que estuve sin trabajo porque no tenía documentos, entonces me ofreció vivir con él, acepté y allí comenzaron los problemas. Primero las peleas, luego los gritos, me hizo alejar de mis conocidos, se molestaba cuando hablaba español, porque él no habla español, y luego comenzó a ser más físico y con más insultos”, comentó a La Noticia.

“No pensaba que algo así me podía pasar”

Antonia, quien pidió que no revelemos su nombre completo, creció pensando que tener una pareja era sinónimo de éxito. Eso fue lo que le enseñó su madre y sus tías en Colombia. Hizo cambios en su físico para conseguir a quien ella vio como un “buen candidato”. Sin embargo, luego de estar con quien su familia creía ser un “buen novio”, no se sintió feliz.

Tenía cambios de humor muy de repente y se tornaba violento, me decía que nadie me iba a creer si lo contaba. Un día me forzó a tener relaciones y a la semana me vine a Estados Unidos, eso fue en el 2021”, contó. 

Antonia no pidió ayuda en su país, ni se despidió de sus familiares. Asegura que empacó sus cosas, juntó sus ahorros, pidió un préstamo y emigró caminando por la frontera de varios países hasta llegar a Texas. Un largo trayecto que le hizo cuestionar las decisiones que había tomado.

Cuando llegué me dediqué solo a trabajar para pagar mis deudas y luego lo conocí a él. Al inicio todo estaba bien, los problemas empezaron cuando nos fuimos a vivir juntos. Nunca me golpeó de puños, pero si hubo una vez que me dio una cachetada y me hizo eso que te hacen de ponerte dedos en el rostro para provocarte. Me fui cuando me di cuenta de que me era infiel y que le hacía agujeros a los preservativos para que yo quedara embarazada”, recuerda Antonia sobre su última relación.

Una de cada tres mujeres sufren violencia doméstica, pocas buscan ayuda

En su sufrimiento, Antonia recuerda que temía denunciar por su estatus migratorio y porque en las últimas discusiones ella comenzó a defenderse. “Yo no pensaba que algo así me podía pasar a mí, no otra vez, no en este país y no con un hombre de aquí”, lamentó.

Así como Antonia, según datos de la ONU Mujeres, en el mundo más de 736 millones (una de cada tres) ha sido víctima de violencia física o sexual por parte de su pareja, al menos una vez en su vida. Señala este informe que menos del 40 % de las mujeres que experimenta esta situación busca algún tipo de ayuda y en la mayoría de los países, cuando lo hacen, acuden ante familiares y amistades, en vez de recurrir a una institución formal, como la policía.

Reconocer la violencia doméstica no es fácil

Generalmente, la violencia no comienza de una manera agresiva, de hecho si iniciara así, la gente saldría corriendo. Muchas veces es un proceso progresivo, donde inicialmente se presenta con un ‘te quiero’ y ‘quiero que estés aquí todo el tiempo’, pudiera manifestarse con celos y eso va aumentando”, dijo la psicóloga e investigadora, Mae Lynn Reyes-Rodríguez, Ph.D..

Puede ir desde gritarte porque tuvieron una pelea, hasta empujarte, amenazar, golpear, controlarte la parte financiera y ponerte en desventaja para hacerte sentir que no puedes salir de la relación. Las relaciones sexuales muchas veces también se convierten en una forma de violencia, porque parten de la presunción de que porque estás en convivencia o casados, tienes que tener relaciones sexuales, algo que no es cierto, porque cada acto de relación sexual debe ser consentido, aun cuando haya un matrimonio”, agregó la experta.

Entender que se está ante una situación de violencia doméstica es un tema complejo, porque se manifiesta de muchas formas y no distingue de estatus social, educación, religión, género o raza. Según la experta, muchas víctimas latinas temen tomar la decisión de denunciar por su situación migratoria o la de su pareja, sobre todo cuando hay hijos en común.

No siempre es fácil de identificar el abuso en la relación, porque usualmente vemos como violencia lo que es lo físico, el que ‘me agredan físicamente, que me priven de libertad y haga cosas muy concretas’. Creemos que si no es así no es violencia, lo cual no es cierto. Hay violencia de orden emocional, que pueden incluir un lenguaje de menosprecio, el uso de etiquetas como decirte ‘tonta, imbécil’ o palabras que menoscaban la autoestima de una persona, la falta de afecto y de atención también son una señal de abuso”, dijo.

Agregó: “Sucede también en la comunidad latina que si alguno de ellos tiene documento y el otro no, entonces puede amenazarte con llamar a las autoridades de inmigración. Hay muchas maneras donde la violencia puede ir escalando hasta situaciones que lamentablemente terminan en crímenes”.

¿Dónde encontrar ayuda si sufres de violencia doméstica?

Si sufres o has sufrido violencia doméstica, la principal recomendación de la psicóloga es buscar ayuda. En caso de emergencia, llama al 911 o llama a una línea de ayuda de Carolina del Norte, cómo:

  • La Línea de Esperanza: 980-771-4673, también puedes enviar el texto “START” al 88788.
  • Asistencia a la Víctima del Departamento de Policía de Charlotte-Mecklenburg: 704-312-1667.
  • Durham Crisis Response Center 919-403-6562.
  • Condado de Orange-Compass Center for Women and Families: 919-929-7122.
  • Condado de Mecklenburg (Safe Alliance): 704-332-2513.
  • Condado de Wake: 919-828-7740.

Para más información, sobre cómo sanar después de sufrir violencia doméstica, puedes comunicarte con la psicóloga Mae Lynn Reyes-Rodríguez, Ph.D. al 984-974-3795.

Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.