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Octubre es el mes de la lucha contra el cáncer de mama. Durante estas semanas, diversas organizaciones promueven mensajes de concientización sobre el autoexamen mamario para detectar a tiempo alguna anormalidad.

Para Irlanda Ruiz, una sobreviviente del cáncer de mama, la prevención comienza con el autoexamen, pero eso no se debe limitar solo a eso. Su caso es un ejemplo de que la mamografía es clave para la detección temprana del cáncer.

Irlanda nació en Puerto Rico y se mudó a Charlotte hace 6 años. En su país de origen trabajó como abogada para padres de niños con necesidades especiales y como profesora universitaria. 

Impartir conocimientos y ayudar a la comunidad son los pilares que forjaron su personalidad. Relata que cuando escuchó en la información sobre el autoexamen mamario, comenzó a hacerlo todos los años. La primera vez fue a sus 15 años.

La mamografía que le salvó la vida

Por más de 30 años, Irlanda continuó realizando el autoexamen y al llegar a la adultez, las mamografías. Nunca notó nada, hasta que los médicos detectaron su cáncer en el 2016.

Yo cumplí con todo el trámite y me hice la mamografía. Luego me llamaron y me dijeron que me tienen que hacer un ultrasonido del seno porque ellos notaron que algo no estaba bien. Mi primera reacción fue de coraje. Fue que pensé que eso no tenía sentido porque yo no tenía historial de cáncer en mi familia. Yo lo que pensé es ‘esta gente lo que quiere es que yo gaste dinero’, pero igual fui”, cuenta la puertorriqueña a La Noticia.

Irlanda recuerda que ese día fue temprano a que le hicieran el ultrasonido y horas más tarde recibió una llamada en la que se le pidió ir al consultorio. “Yo pensé: esto no es bueno”.

“Si te llama un doctor para darte información, nunca vayas sola”

Ese día Ruiz se encontraba en su vivienda junto a su esposo, quien estaba trabajando desde casa. Mientras reconstruye este momento, la mujer recuerda haberle dicho a su esposo que no la acompañara, ya que podrían también podrían ser buenas noticias y la estaban llamando para que no se preocupara.

Fui sola a la oficina de la doctora. Esto es algo que yo no se lo recomiendo a nadie. Si te llama un doctor para darte una información, nunca vayas sola”, contó.

“Cuando llegué, lo primero que me dijo la doctora fue que me tenía una buena y una mala noticia. La mala noticia era que en mis resultados salía que yo tenía cáncer de seno. En ese momento, yo solo escuchaba ‘cáncer’. De todo lo que decía yo solo podía escuchar cáncer, cáncer, esto, cáncer, aquello”, describió.

La buena noticia era que su cáncer se encontraba en etapa 1 y sería referida a un oncólogo para tratar la enfermedad a tiempo. “Fue fuerte y hubo muchas emociones encontradas. Tú no esperas que te digan que tienes cáncer”, describió.

Tan pronto salí de mi oficina, me quedé en mi vehículo y comencé a llorar. Esto no es usual en mí. Luego llegué a mi casa y le dije a mi esposo. Yo he aguantado muchos golpes bien fuertes, pero este era uno que no podía controlar. Dependo de todo un grupo de gente, de extraños, para poder resolver la situación”, relató. 

Superando el miedo

Un mes después, a Ruiz le realizaron una cirugía. En noviembre comenzó la radioterapia. Dos meses después, comenzó a tomar medicamentos para prevenir una recaída. Hoy día continúa tomándolos y, por su edad, podría necesitarlos por 10 años más.

Mi proceso fue difícil, pero fue rápido y llevadero (...) Fue fuerte. Porque una persona que nunca ha tenido una enfermedad mayor, excepto algún catarro o alguna gripe, que de momento te digan cáncer, te cambia la vida. Te trastoca y te pone a pensar por qué y te empiezas a cuestionar, pero se supera”, alentó.

Irlanda asegura que el cáncer le ayudó a ver la vida con otra perspectiva y superar los miedos que la sola palabra “cáncer” transmitía.

El miedo tiene dos vertientes. El miedo nos hace más fuertes o nos destruye. Hay que superar los miedos y hay que tomar acción. El no tomar acción es lo que más puede afectar. Es lo que más puede dañar a la familia y puede llevar a la consecuencia de que dejes de existir. Hay que hacerse la mamografía cuando dicen que hay que hacérsela. Si sientes algo raro, hay que ir al médico y hay que insistir a nuestras amigas y a nuestros familiares para que se la hagan”, recomienda.

“Regala una mamografía”

Como abogada y profesora, Irlanda siempre tuvo un acercamiento con la comunidad. El cual mantiene a través de sus colaboraciones en organizaciones como “Keep Charlotte Beautiful”, “Renacer”, “Enlace” y “HRC”. El mensaje que hoy busca visibilizar es: “regala una mamografía”.

Para Irlanda, la detección del cáncer no solo está en las manos de las mujeres. “Este mensaje es para los hombres. El mejor regalo que le puedes dar a tu mamá, a tu pareja, a tu hermana o a tu cuñada es una mamografía”.

Si les preocupa el deducible de la mamografía, busca información para realizarte una mamografía gratis y si puedes regalar una mamografía, hazlo. Muchas veces compramos y regalamos cosas materiales como un teléfono. Pero una mamografía puede salvar una vida”, comentó.

Para aumentar el acceso a las mamografías, Atrium Health se encuentra trabajando con el Instituto de Cáncer Levine en el proyecto Pink. Las donaciones que ha recibido la iniciativa permitirán ofrecer días gratis para hacerse una evaluación.

Para inscribirse para una cita de evaluación, llame al 980-442-3056 o envíe un correo electrónico a LCIProjectPink@atriumhealth.org. Para realizar donaciones, pueden ingresar al siguiente enlace.

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Periodista de profesión, ávida lectora por vocación. Tiene un máster en Ciencias Criminológicas de la Universidad del Zulia, Venezuela. Le apasiona conocer nuevas realidades y contarlas.