Julián Gómez pasó el último Año Nuevo con sus amigos en Asheville, en una zona boscosa y alejada para mantener el distanciamiento social en pleno pico de la pandemia COVID.
Aquellas primeras horas del 2021, Julián convivió con otras cuatro personas, sin imaginar que ninguno se salvaría de contraer el coronavirus.
Cada uno fue mostrando síntomas hasta que confirmaron que eran positivos por COVID-19.
Pero el primero de ellos fue Julián, quien el 1 de enero llegó a la casa de su amiga Abril más tarde que el resto.
“Cené con mi mamá y después fui con ellos porque mi papá y hermana tenían COVID y estaban aislados; no iba a dejar a mi mamá cenar sola”, dijo a La Noticia.
Saber cómo se contagió de coronavirus una persona es imposible, pero Julián no encontró otra explicación a su caso.
“Lo más seguro es que mi papá o hermana de alguna manera me contagiaron”, explicó.
“Me hubiera gustado haberlo sabido y no arriesgar a mis amigos”.
Para su suerte, ninguno de los enfermos tuvo mayores complicaciones.
Dolor de cabeza, escalofríos y pérdida de olfato y gusto, pero no más.
Así, un par de semanas más tarde, el joven latino de 29 años acudió a una clínica a realizarse un chequeo para conocer su estado de salud tras recuperarse.
“Según el doctor, el análisis demostró que generé anticuerpos de manera muy favorable”, dijo.
Julián creyó que no sería necesario vacunarse, pero al ver las restricciones para personas sin vacuna, optó por hacerlo.
“Me puse la Johnson & Johnson unos días después”, afirmó.
"Súper inmunidad" a COVID-19
La mayoría de las vacunas estimulan la producción de anticuerpos, por lo que quien recibe el fármaco anti SARS-CoV-2, su cuerpo obtiene inmunidad.
Por lo que al haberse recuperado satisfactoriamente y luego tener la vacuna, sus anticuerpos se potenciaron.
“Los adultos que han tenido COVID y luego se vacunan tienen una súper inmunidad”, dijo la Dra. Gabriela Madariaga, MD de Duke Children’s durante la charla El Cafecito, simposio celebrado para generar conciencia sobre la vacuna entre la comunidad latina.
“Más razón para quienes tuvieron infección, después se vacunen. Definitivamente recomendamos vacunarse”.
A Gómez le informaron que había generado un “anticuerpo de espiga”, lo que significa que ese anticuerpo se dirige a las espigas que rodean la membrana externa del virus.
Ahora, Julián Gómez está convencido de vacunar a su hija de 7 años cuanto antes.
Toda vez que recién la FDA aprobó la vacuna Pfizer de 10 microgramos para niños de entre 5 y 11 años (la de adultos contiene 30 microgramos).
“Esta vacuna piénsela igual que todas las otras que han puesto a sus bebés”, dijo Yazmin García Rico del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte (NCDHHS), durante la charla.
“Es protección inmunológica con efectos secundarios iguales, con dolores musculares, hinchazón de ganglios, fiebre”.
“Sin embargo, la gente piensa en los riesgos, pero los ensayos clínicos han sido excelentes y los millones de personas que se han vacunado no hemos visto efectos preocupantes”.
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