Más allá de los miedos se encuentran las fobias comunes. Son trastornos emocionales irracionales, que algunas veces llegan a paralizar a las personas que la padecen ante la exposición al objeto temido.
Sentir miedo a cosas, animales o situaciones es algo normal. Sin embargo, cuando el miedo es intenso, desproporcionado y sin explicación lógica se convierte en fobia. Las fobias pueden superarnos, es decir, no se pueden controlar con el simple deseo y llegan a hacer que nos paralicemos ante el objeto de temor.
Los síntomas de un ataque de fobia son:
- sudoración excesiva,
- palpitaciones aceleradas,
- desmayos,
- tensión muscular,
- dificultad para respirar.
Las fobias más comunes son:
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Acrofobia: miedo a las alturas.
Aunque el miedo a las alturas se relaciona con el vértigo no es lo mismo. Lo más representativo de esta fobia es que se siente un riesgo de caída que pueda ocasionar un daño real, desencadenando un ataque de pánico y ansiedad al encontrarse en un punto de altura. La acrofobia es tan fuerte que las personas evitan mirar desde la cima de una montaña o cualquier lugar desde lo alto, aunque en casos graves hasta asomarse por un balcón sería motivo para activar este miedo extremo.
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Aerofobia: miedo a volar en avión.
La persona que lo padece evita a toda costa viajar por avión. Cuando es inevitable movilizarse en avión la persona sufre sensación de ansiedad y de angustia que en ocasiones obliga a tomar sedantes para poder cumplir el objetivo del viaje.
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Aracnofobia: miedo a las arañas.
Es de las fobias más comunes dentro de las que existen hacia los animales. Según los Institutos Nacionales de Salud las mujeres son cuatro veces más propensas a presentar este miedo a los arácnidos que los hombres. En los casos que requieren tratamiento se suelen tratar con hipnoterapia.
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Claustrofobia: miedo a lugares cerrados.
Los espacios pequeños, cerrados o con poca capacidad de movilidad desencadenan esta fobia. Se asocia con la posibilidad de quedarse sin aire o no poder moverse, como ocurre en ascensores, consultorios odontológicos, equipos de resonancia magnética y hasta parte trasera de un auto. Se dice que esta fobia nace de experiencias como castigos o traumas vividos durante la niñez. La explicación psíquica de la claustrofobia reside en una percepción distorsionada del espacio, por ello se puede curar trabajando en devolver al paciente la percepción correcta de los lugares.
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Glosofobia: miedo a hablar en público.
También conocida como miedo escénico
. La glosofobia es la ansiedad a hablar frente a un gran número de personas. Cuando no se trata adecuadamente puede desencadenar una personalidad tímida e introvertida.
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Hematofobia: miedo a la sangre.
La persona que sufre esta fobia no solo le teme a la sangre sino además a las heridas y las jeringas. Sin duda en este grupo no se cuentan a quienes tienen vocación por la medicina. El desmayo es bastante común en los hematofóbicos. Esta fobia se relaciona con la belonefobia, que es el miedo a las agujas y los objetos punzantes en general.
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Homofobia: rechazo a los homosexuales.
Aunque no tiene un componente psiquiátrico, se considera una fobia por desencadenar conductas de aversión, rechazo y discriminación a las personas que se reconocen como homosexuales.
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Necrofobia: miedo a la muerte.
Por natural que parezca algunas personas sufren de miedo exagerado a la muerte y a morir. Se relaciona con las personalidades hipocondríacas que se obsesionan con la salud y magnifican cualquier evento con una enfermedad grave.
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Xenofobia: miedo a los extranjeros.
Es más bien una ideología que rompe en conductas de rechazo, temor y hasta odio hacia las personas de otros países.
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Zoofobia: miedo a los animales.
Esta fobia representa el miedo excesivo a los animales en general, aunque los miedos a animales específicos tienen sus propios nombres. La zoofobia incluye entonces las subcategorías: Aracnofobia (fobia a las arañas); Cinofobia (a los perros); Ofidiofobia (a las serpientes) y Entomofobia (a los insectos).