Comer hielo puede ser una maña, manía o revelar un problema de salud cuando se siente la necesidad de masticarlo. Pero en resumen no es un hábito que ayude a la salud.
Lo primero que hay que reconocer es que el hielo no aporta valor nutricional, pues es simple agua congelada. Ante esta falta de nutrientes no vale la pena frente a los efectos que comer hielo le causa a los dientes.
El hábito de morder frecuentemente hielo desgasta el esmalte de los dientes. Con el tiempo esto deriva en una hipersensibilidad dental molesta y perjudicial. En los peores casos conlleva a lesiones en las encías y dientes fracturados. Por consiguiente, también facilita la aparición de caries y bacterias bucales.
Aunque no puede ser tan perjudicial si se hace de forma eventual, lo ideal es evaluar qué tan necesario es para encontrarle el sentido a exponer la higiene dental.
Comer hielo puede avisar problemas de salud
Algunos médicos indican que la necesidad de comer hielo puede revelar problemas de salud. Además del hielo las personas pueden tener un deseo intenso de comer otras sustancias sin valor nutricional: tierra o papel. Ese deseo de masticar hielo se conoce como pagofagia y suele indicar una deficiencia de hierro. Esta es la razón por las que muchas mujeres embarazadas toman este hábito. Bien vale la pena un estudio cuando se tiene esta condición a fin de revisar si se sufre de anemia.
Aunque con menor frecuencia la pagofagia también puede ser un indicio de problemas nutricionales o emocionales como el estrés, el trastorno obsesivo-compulsivo o un trastorno del desarrollo. Las personas que comen hielo compulsivamente también pueden presentar gases, hinchazón y dolor de estómago.