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Una serpiente en el desierto

Hace unos años atrás les conté mis lectores sobre una leyenda, la cual hoy más que nunca vale la pena recordar.

Un viajero cabalgaba dentro de una montaña, los habitantes de esa región hablaban que después de cierta hora de la noche pasaba una enorme serpiente por el camino y que los caminantes tenían que esperar hasta que la víbora pasara para poder continuar con su viaje. En esa ocasión, este viajero estaba lejos de ese lugar, y sabía que al paso que iba no llegaría al lugar donde cruzaba la serpiente antes de que el sol cayese, y aun cuando apresuró su paso no evitó que la noche cayera.

Al llegar al peligroso lugar el viajero comenzó a experimentar un terrible temblor en su estomago, sentía miedo. Quería regresar pero sabía que el pueblo al que se dirigía estaba más cerca y que volver a su lugar de origen le quedaba demasiado lejos.
¿Qué hago? -pensaba el viajero- estoy cansado, tengo hambre, sed, y mucho sueño. Quizás la serpiente ya pasó y el camino esté limpio, pensaba. Para su mayor sorpresa, cuando llegó al lugar, ahí estaba la serpiente, era tan grande que no lo podía creer.

Con el terror que sentía el viajero se sentó a una distancia de la serpiente callado, para esperar que pasara, pero el animal no se salía del camino, ¿Qué pasa? -se preguntaba- ¿Estará dormida?. Pasaron las horas y nada ocurría, llegó la mañana y la serpiente no se quitaba del camino.

Cuando apareció el sol, el caminante se dio cuenta que al lado de la cabeza de la serpiente había una gran piedra, entonces pensó si tuviera la fuerza suficiente para levantar esa piedra y darle en la cabeza a la serpiente, entonces la mataría y continuaría mi viaje. En ese momento se sintió más frustrado pues había pasado la noche en aquel estado de miedo, sin dormir y pensando en el obstáculo tan terrible que estaba frente a él, pero también pensaba que no podía regresar, pues su camino había sido muy largo.

Ya casi para el medio día llegaron otros viajeros, Ah -dijo- ahora, todos juntos haremos que esta serpiente se mueva del camino. Pero los otros viajeros también se asustaron al verla, ¡que animal tan grande! -dijeron- con razón nadie se atreve a pasar por este camino de noche. Esta serpiente es el terror del pueblo, ya ha matado a nuestros animales y a muchas personas del lugar.

Mientras ellos hablaban, un niño que iba entre ellos corrió a tocar a la serpiente sin que nadie lo notara, y grito: papá, la serpiente no se mueve porque está muerta.

El miedo es una emoción que paraliza al individuo y no lo deja descubrir cómo luchar contra los obstáculos que hay en la vida y le impide realizar sus metas y buscar sus sueños. Por eso hoy pregunto ¿Qué obstáculos hay en su vida que no le dejan avanzar? ¿Se siente cansado, triste y sin fuerzas? ¿Se va a quedar así en ese estado de ánimo o va a hacer algo para cambiar su futuro?

En la anécdota de la serpiente es obvio que alguien no permitió que la serpiente fuera un obstáculo, pues cuando el caminante llegó ya alguien la había matado.

El atrevimiento del niño es semejante a la fe, la fe no tiene fronteras y Dios se la regala con la inocencia de un niño para que usted incondicionalmente se entregue a esa fe, la cual solo se encuentra en aquellos hombres y mujeres de valor, los cuales sin temor enfrentan sus obstáculos.

Jesús murió y destruyó la serpiente antigua que es Satanás, por eso hoy si tiene obstáculos, siga caminando, póngase en acción, recuerde que ya está muy lejos y no puedes regresar. Filipenses 4:13 dice Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Por tres décadas ha servido en su ministerio pastoral y en la organización Jesus Ministry. Presidenta de la Federación de Iglesias Cristianas. Autora del libro: El encuentro que me transformó