La pregunta es si el coronavirus que ha afectado a China podría enviar al mundo, y a Estados Unidos a una recesión, o hacia algo peor. La preocupación es comprensible.
Hasta la fecha (finales de ), las muertes por el coronavirus han sido muy pequeñas, totalizando menos de 2,500 en todo el mundo. La mayoría de las muertes han sido en China, donde se detectó el virus por primera vez.
Sin embargo, incluso si las tasas de infección y mortalidad son relativamente bajas, todavía puede haber impactos económicos. Estos impactos económicos se presentan en cuatro formas: impactos de la disponibilidad reducida de productos de China, impactos de ventas reducidas a China, impactos de cambios en el gasto del consumidor basados en temores sobre el virus e impactos en las existencias.
Estados Unidos importa más de 500,000 millones de productos cada año desde China. Los productos van desde teléfonos celulares y otras tecnologías, hasta ropa y muebles, hasta piezas de maquinaria. Las personas enfermas en China no pueden trabajar, y cerrar partes del país de otras áreas también reduce la producción. La disponibilidad reducida de productos chinos podría desacelerar algunos segmentos de la economía en Estados Unidos, siendo las industrias relacionadas con las computadoras y la electrónica las más vulnerables.
El gasto del consumidor impulsa la economía. Los descensos significativos en el gasto del consumidor suelen ser la causa más directa de una recesión. Los consumidores reducen el gasto si sus ingresos caen, por ejemplo, como resultado de un mayor desempleo. Pero los consumidores también pueden reducir el gasto simplemente como resultado del miedo. Es decir, nada realmente malo
tiene que suceder. En cambio, si existe una preocupación generalizada de que algo muy malo tiene una alta probabilidad de suceder, eso es suficiente para que los consumidores reduzcan el gasto, lo que puede desencadenar una recesión.
Lo último es el impacto potencial del virus en el mercado de valores. Una cosa que al mercado de valores no le gusta es la incertidumbre. Hasta que tengamos una buena idea de cuánto se propagará el virus y si los esfuerzos de contención serán exitosos, el mercado podría tambalearse. Ya hemos visto días recientes cuando el mercado de valores perdió más del 3 de su valor. Pero las buenas noticias sobre el coronavirus podrían causar un rebote igual de rápido.
Mi conclusión es que se debe controlar el coronavirus y se deben seguir tomando precauciones para evitar su propagación. Una medida clave para observar es la tendencia en el número de casos nuevos reportados en todo el mundo. Una reducción en los casos nuevos suele ser una señal de que el virus está siguiendo su curso. Sin embargo, un salto en los casos podría ser motivo de alarma, especialmente si el aumento es grande.
Las empresas e industrias en Estados Unidos que tienen fuertes lazos con China u otros países con infecciones graves podrían tener un camino difícil por delante, pero con suerte los desafíos durarán solo semanas o meses, y no años. Pero si los consumidores estadounidenses continúan gastando, entonces la economía continuará expandiéndose; es decir, no habrá recesión. Sin embargo, las continuas caídas en el mercado de valores podrían, al menos, hacer que el crecimiento económico sea más bajo de lo esperado.
Planificar para lo mejor, pero tener un respaldo para lo peor
es un consejo que a menudo escucho y sigo. Tú decides si estas palabras son pertinentes hoy.