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Una vieja artimaña usada por grupos de poder para desviar la atención de la opinión pública de los problemas de fondo que afectan a un país, es la creación de enemigos o amenazas ficticias. Esta estrategia, si bien suena ridícula, en el fondo es ampliamente usada en gobiernos de corte populista, como el de Estados Unidos.

El populismo (o el neopopulismo según algunos autores) es un estilo de gobierno más que una ideología política. Es posible establecer una serie de factores que caracterizan a buena parte de los gobiernos populistas, por esta razón, es procedente ubicar en esta categoría a figuras tan ideológicamente distantes como el presidente venezolano, Nicolas Maduro, o al presidente estadounidense Donald Trump, quienes usan estrategias muy parecidas para mantener el apoyo de sus bases.

El lingüista y filósofo, Noam Chomsky, denunció una lista de las múltiples acciones mediáticas usadas para manipular la opinión pública, entre ellas se destacan: la estrategia de la distracción, crear problemas para después ofrecer soluciones, y el usar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Estas estrategias son evidentes en gobiernos populistas, quienes crean enemigos imaginarios. Veamos un par de ejemplos.

Durante la última década los gobiernos latinoamericanos alineados con el llamado “Socialismo del Siglo XXI” han responsabilizado a Estados Unidos de todos los males que los agobian. En más de una ocasión cuando una persona o grupo, o medio de comunicación denunció un acto de corrupción o ineptitud del gobierno, presidentes como Hugo Chávez, Nicolas Maduro, o Rafael Correa (de Ecuador) cambiaron el tono de la conversación asegurando que el denunciante es en realidad un espía de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), quien busca desestabilizar al régimen. Y aunque esto puede parecer una broma de mal gusto, en muchos casos ha funcionado.

En el caso de Estados Unidos ¿quién es usado por Trump como enemigo para culpar de todos nuestros males? El presidente ha destacado una breve lista encabezada por los inmigrantes indocumentados.

Desde el primer día en que lanzó su candidatura, pasando por todo el proceso electoral y ahora en la presidencia, Trump ha dejado claro que la falta de empleo y el crimen en nuestras calles tienen un responsable: los inmigrantes. Usando la estrategia de apelar al aspecto emocional mucho más que a la reflexión, Trump logró convencer a un considerable grupo de votantes blancos, pobres y con limitada educación, quienes aún lo apoyan.

No importa la montaña de evidencia en contra de estas mentiras, para los partidarios de Trump los indocumentados son el enemigo interno. Justamente por ello, para mantener viva la llama del prejuicio, es que la Casa Blanca ordenó usar dinero de los contribuyentes para crear un vehículo para resaltar los crímenes perpetrados por inmigrantes: la Oficina de Atención para Víctimas de Crímenes por Inmigración (VOICE, por su sigla en inglés).

Si bien en todo grupo humano existen elementos antisociales, estudio tras estudio ha demostrado estadísticamente que los inmigrantes son menos propensos a cometer crímenes que los nacidos en este país. ¿Cómo contrarrestar una propuesta tan absurda? La respuesta quizás le haga reír.

El primer día en que abrió VOICE (26 de abril) los teléfonos no pararon de sonar. Los funcionarios públicos recibieron decenas de llamadas denunciando alienígenas, esto gracias a que el gobierno se refiere a los indocumentados como “aliens”, palabra que en inglés puede también referirse a extraterrestres.

Esta parece una peculiar forma de activismo, usar el humor para denunciar las ridículas prácticas de un gobierno populista que cada vez pierde más respaldo.

Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com