Estados Unidos no tiene un sistema público de salud que garantice la cobertura de sus ciudadanos, por ello, luego de una cruenta batalla legislativa, en el año 2010 se aprobó la Ley del Cuidado Asequible de la Salud (ACA), también conocida como “Obamacare”. Siete años más tarde los legisladores republicanos y el presidente Trump buscan una vez más reformar el sistema de salud. ¿Cuál es el objetivo de esta nueva reforma?
ACA fue una ley clave para la administración del presidente Barack Obama y en última instancia fue su legado, al mismo tiempo se convirtió en la obsesión de los legisladores republicanos, quienes intentaron eliminarla 62 veces sin éxito. Sin embargo hoy las cosas son distintas con el predominio de los republicanos en la presidencia y el Congreso, quienes han prometido derogar y reemplazar ACA con “algo mejor”.
La Cámara de Representantes presentó la semana pasada el proyecto de ley “American Health Care Act”, con la venia de la Casa Blanca. El problema es que, tal como está planteado, no amplia los beneficios a los estadounidenses, no mejora la salud de nadie, y para colmo enfrenta la oposición de múltiples sectores, incluso dentro del propio Partido Republicano.
A groso modo la nueva ley no deroga del todo el “Obamacare”, de hecho mantiene varias partes claves como: la cobertura del seguro a los hijos hasta que tengan 26 años de edad, que no se niegue cobertura a gente con enfermedades preexistentes, prohíbe a las aseguradoras establecer límites para las coberturas, continúa con la cobertura para personas con Medicaid y hasta mantiene recortes tributarios para que algunas personas puedan costear el seguro médico, entre otras.
Pese a esto, el nuevo proyecto de ley ofrece cambios sustanciales, por citar unos pocos ejemplos: en lugar de que los créditos tributarios se basen en el ingreso (para beneficiar a los pobres) ahora se basarían en la edad, la cobertura a los beneficiarios del Medicaid (que ahora favorece a 10 millones de personas) terminaría en menos de tres años (2020), adicionalmente elimina la obligatoriedad de tener un seguro de salud.
Las compañías de seguros basan su modelo económico de la siguiente manera: las personas enfermas usan la mayoría de los recursos de las aseguradoras, estos recursos se financian con los ingresos recibidos de las personas sanas que compran los seguros. Sin la obligatoriedad de tener un seguro, por tanto sin un número constante de personas sanas que se integren al sistema, no habrá dinero suficiente para cubrir los gastos de las personas enfermas, lo que obligará a las aseguradoras a subir los precios de las pólizas, reducir los beneficios e incrementar los copagos que los pacientes deben aportar con cada visita al médico, haciendo difícil el acceso al cuidado de la salud.
En cuanto a los créditos tributarios en base a la edad, AARP, asociación que representa a personas mayores de 50 años, advierte que con la nueva ley las primas de seguro de una persona de 64 años que gane $15,000 al año, podrían subir a más de la mitad de sus ingresos ($8,400).
Cabe mencionar que ACA tiene múltiples fallas, pese a esto ha ofrecido cobertura médica a más de 20 millones de personas que antes no podían costear un seguro. La Oficina de Presupuesto del Congreso dijo el 13 de marzo, que con el plan republicano 24 millones de estadounidenses quedarían sin seguro de salud para el 2026.
El nuevo intento de reforma de salud republicano no deroga y ni reemplaza ACA con “algo mejor”, simplemente debilita a “Obamacare”, dejando la salud y la vida de millones de personas (en especial los más pobres) en la incertidumbre.