En unos días la Corte Suprema de Justicia escuchará los argumentos a favor y en contra de la eliminación de la Acción Diferida para los Llegado en la Infancia (DACA), y aunque se espera que la decisión de la corte se tome , el futuro de casi un millón de jóvenes está en juego.
Pastores y líderes de Carolina del Norte hemos viajado muchas veces a Washington DC para pedir la legalización de los jóvenes amparados con DACA y por una reforma migratoria integral para todos. Es complejo viajar a este lugar y no es fácil la tarea que por muchos años hemos estado desarrollando a favor de las familias inmigrantes de Carolina del Norte, sin embargo no debemos bajar la guardia, no podemos darnos el lujo de desanimarnos.
Desde nos hemos mantenido luchando junto a los inmigrantes que han llegado a Carolina del Norte. En comenzamos a ir a Washington DC empujando una reforma migratoria, muchas veces viajamos toda la noche para llegar allá a las 9:00 a.m. para un evento de todo el día y luego caminando por los pasillos del Congreso o marchando afuera. Creo que muchos de ustedes que leen esta columna ni siquiera habían nacido cuando comenzamos esta lucha.
Durante estos años he estado en comités, grupos, numerosos foros, convenciones, y en diversas reuniones donde se trata el destino de los inmigrantes. He tenido que llenarme de fe y esperanza para poder entrar a las oficinas de los que menos quieren a los inmigrantes para llegar con nuestro mensaje.
En Jesus Ministry, nuestra organización, comenzó un recorrido por Carolina del Norte para saber lo que quería la comunidad inmigrante en ese momento, y nos dimos cuenta que era una licencia de manejar, ahí comenzamos una campana que dura hasta hoy, pues no nos hemos dado por vencidos.
La Asamblea General de Carolina del Norte nunca había experimentado un grupo que se enfrentara con argumentos, y sin violencia, a los extremistas antiinmigrantes que ahí se allegaban año con año a pedir leyes más duras para los inmigrantes. que llegamos a la legislatura, hicieron un comité antiinmigrante que buscaba traer las leyes más duras que en ese momento se habían promulgado en Arizona y Alabama. Dios puso en mi corazón, no permitir eso y estar dentro de las reuniones que ellos sostuvieran con un grupo de ciudadanos, no sabía cómo se iba a lograr eso, pero con Dios todo es posible y así se hizo. Hubo un grupo que nunca faltó a esas reuniones, la organización antiinmigrante NC FIRE que constantemente nos humillaban y nos ofendían.
Con la ayuda de Dios y la presión de la comunidad se ha podido detener varias leyes antiinmigrantes que estuvieron a punto de afectarnos, sabemos que esta lucha continuará, al igual que las licencias, seguirán siendo discutidas en la Asamblea pues yo no me daré por vencida hasta que algo se dé en este estado para mis hermanos indocumentados.
La razón por la cual hago este recuento es porque creo que es importante recalcar que no nos debemos dar por vencidos. Muchos van como el atleta que está corriendo, pero cuando ve que está muy lejos la meta se detiene, así algunos comienzan proyectos y luego no ven la salida y lo dejan. Tal vez yo ya hubiera dejado de luchar también, pero he encontrado que con Dios todo es posible, y si bien aun no hemos visto todo lo que añoramos, eso no es razón para abandonar la lucha.
Hoy quiero instarte a que sigamos luchando por los jóvenes con DACA y por una reforma migratoria justa para todos.