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En cierta ocasión tuve que atender un caso que me dejó muy indignada, pues en los últimos veinte años que llevo ayudando a las familias que pierden a sus seres queridos y son repatriados a sus países de origen, puedo decir que fue la primera vez que vi que una funeraria retiene el cuerpo y no hace lo que la familia le había pedido que hiciera.

Ese fue el caso de Santa, quien murió de una convulsión cuando estaba sola en su apartamento. Después que en el hospital hicieran la autopsia, fue entregada a los familiares y llevada a una funeraria local donde ofrecieron hacer el servicio de su traslado a Tampico, México, tan pronto se les pagara todos los costos funerarios.

De acuerdo con el esposo, todo fue pagado en la misma semana de su fallecimiento. Pero allí comenzó una pesadilla para el esposo y sus familiares, pues la funeraria no envió el cadáver como lo prometió, sino que todos los días decían que lo enviarían mañana, hasta que pasaron tres semanas y el cuerpo no era enviado. Ya para este tiempo, sus familiares y esposo estaban angustiados y desesperados, pues llegó el momento cuando el encargado de la funeraria ya ni siquiera contestaba sus llamadas. A este punto, los familiares contactaron a Jesus Ministry.

Al escuchar su historia, me pareció muy terrible y cruel, ya que personalmente también me tocó traer a mi madre cuando ella falleció en Nicaragua. Recuerdo mi desesperación de que ella estuviera lo más pronto aquí con el resto de mi familia y sepultarla al lado de mi padre. Así que me identifiqué con su dolor y decidí ir a visitar esa funeraria con algunos miembros de Jesus Ministry y el esposo de Santa.

Al llegar encontramos que la puerta del lugar estaba sin seguro, tocamos y nadie respondió. Así que decidimos entrar, y el esposo nos guió al cuarto donde estaba el ataúd de su esposa, el cual estaba abierto. Pudimos verificar que el cadáver de Santa seguía allí. Cuando llegó el encargado de la funeraria, pedimos explicación del por qué Santa permanecía en Charlotte y para nuestra sorpresa, la funeraria todavía no había hecho las gestiones de repatriación del cuerpo.

Me fue difícil ser tolerante en este asunto y sentí como si me estuvieran atropellando a mi misma familia. Así que le dimos 48 horas para que enviaran a Santa a México o iríamos por ella para pasarla a otra funeraria y tendrían que pagar por todos los gastos extras. Gracias a Dios el cuerpo fue enviado a México donde recibió cristiana sepultura.

Quiero darles algunas recomendaciones, pues esto le puede ocurrir a cualquiera:

  • Todos debemos enfrentar la muerte algún día, por ello hay que estar preparados.
  • Mantenga sus documentos a mano, dele copias a algún familiar, tanto de su acta de nacimiento o su pasaporte o cédula de ciudadanía.
  • Asegúrese que la funeraria que usted contrate haya hecho expatriación de cuerpos internacionalmente en el pasado.
  • Sea diligente y no permita que su deudo se quede en una funeraria por más de una semana.
  • Si tiene problemas con la funeraria, contáctese inmediatamente con Jesus Ministry o su consulado, o la Federación de Iglesias Cristianas de Carolina del Norte.

Por tres décadas ha servido en su ministerio pastoral y en la organización Jesus Ministry. Presidenta de la Federación de Iglesias Cristianas. Autora del libro: El encuentro que me transformó