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Es notorio, están por todas partes, en WhatsApp, en Facebook, en TikTok, en estaciones de radio AM, en ciertos medios de comunicación. Desde pseudociencia, hasta teorías conspirativas, desde noticias falsas, hasta la abierta negación de la realidad; la desinformación en español se esparce como el fuego, y los gigantes tecnológicos no están haciendo lo suficiente para detener este incendio que afecta a nuestra democracia.

A semanas del inicio del calendario de las elecciones, este tema se vuelve crucial, pues la desinformación es utilizada como herramienta de propaganda de ciertos grupos de poder, quienes buscan a latinos vulnerables, los engañan, y finalmente los persuaden para que vayan en contra de sus propios intereses y los de sus familias. ¿A qué se debe esto?

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Brendan Nyhan, politólogo de Dartmouth College, escribió un extenso artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, en donde señala tres posibles factores:

1) Un ecosistema para la desinformación

Las teorías más descabelladas y la construcción de mundos de fantasía han cobrado un inusual impulso en los últimos meses, a medida que los hábitos de consumo de información de los latinos están cambiando.

Según un informe de Nielsen, los latinos pasan menos tiempo obteniendo información de medios tradicionales, y aumentó su uso de la mayoría de redes sociales y servicios de mensajería, donde la desinformación puede volverse viral.

Instagram llega al 69 % de los latinos entre 18 y 23 años con más frecuencia que el 53 % de otros mayores de 18 años en el país. Snapchat tiene un alcance del 50 % en jóvenes adultos latinos, comparado con el 29 % de la población general. Igualmente los latinos usan WhatsApp un 27 % más que el resto de la población.

El problema, señala Nyhan, es que las redes sociales se han convertido en un poderoso megáfono para los productores de desinformación.

Nielsen resalta que el 28 % de los sitios web de noticias donde los latinos constituyen el 20 % de la audiencia tenía contenido marcado como sesgado, extremadamente sesgado, o mixto.

2) Sesgo de confirmación y de grupo

Si usted busca una idea descabellada, por más extrema que sea, lo más probable es que encuentre al menos una página de internet que defienda esta idea. El problema es que para muchos “investigadores” caseros, la meta no es encontrar información comprobada que le permita saber un punto de vista objetivo sobre un tema, sino encontrar información “que le dé la razón”, sin considerar la fuente. Esto forma parte de lo que en psicología se conoce como el sesgo de confirmación.

Adicionalmente, agrega Nyhan, existen condiciones sociales que permiten a las personas sentir una mayor necesidad de sostener una creencia ligada a su identidad social. En pocas palabras, si la creencia de una persona está atada a su identidad de grupo (partido político, idioma, país de origen, religión) estas ideas serán defendías como una manera de ratificar su filiación, independientemente de si son verdaderas o no.

3) “Influencers” de la desinformación

Otro problema que destaca Nyhan es el aparecimiento de figuras públicas de alto perfil que alientan a sus seguidores a desconfiar de cualquiera que no se suscriba a su sistema de creencias. Aunque esto implique un descarado "negacionismo" de la realidad.

¿Qué hacer?

No podemos bajar los brazos, debemos exigir a empresas como Google y Meta que mejoren los algoritmos de confirmación de información en español. Estas empresas deben tener más personal en español que se encargue de controlar estas campañas de desinformación.

Igualmente debemos ser exigentes con la información que consumimos. Confíe en medios de comunicación que se tomen en serio el trabajo de buscar información objetiva y comprobada, tal y como lo hacemos en La Noticia.

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Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com