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Lenin Romero estaba poniendo marcos en las ventanas de una casa en Wilmington cuando se cayó de una escalera y quedó empalado en una barra de acero. Si se hubiera colocado un tapón de seguridad de $2.30 sobre la varilla, eso probablemente le habría salvado la vida al obrero.

Joshua “Kerrey” Brindle estaba colocando tuberías de alcantarillado en Albemarle cuando una zanja se derrumbó y lo sepultó vivo. Un equipo de uso común llamado “caja de zanja” probablemente habría evitado el derrumbe.

Timoteo Luna Anbroci estaba quitando tablillas de un tejado empinado en el sur de Charlotte cuando perdió pie y cayó al vacío. Un simple arnés de seguridad atado al tejado probablemente también le habría salvado.

Desde los rascacielos del uptown de Charlotte hasta las urbanizaciones del Triángulo, las nuevas tiendas, viviendas y edificios de oficinas que se levantan en Carolina del Norte tienen un costo en gran medida oculto.

Una vez cada 10 días, en promedio, un obrero de la construcción muere en el trabajo.

La construcción, de los trabajos más peligrosos para obreros

En las obras de construcción mueren más personas que en cualquier otro lugar de trabajo del estado. Y en ningún lugar son esas muertes más comunes que en el Condado Mecklenburg, donde más de 40 obreros de la construcción murieron en el trabajo durante la última década.

Solo en 2023, al menos seis trabajadores de la construcción murieron en Charlotte, cinco en casos de alto perfil en los que los constructores fueron citados por condiciones inseguras que condujeron al colapso de un andamio y a un incendio histórico.

Pero muchos otros mueren en Carolina del Norte sin que apenas se haga público.

Una investigación del Charlotte Observer encontró:

Las muertes en la construcción en Carolina del Norte han aumentado. En la última década, casi 360 obreros de la construcción murieron en el trabajo en Carolina del Norte, según datos estatales y federales. En 2022, el año más reciente del que se dispone de datos federales, 47 obreros de la construcción perdieron la vida, más que en cualquiera de los 10 años anteriores.

 Los trabajadores latinos son los más propensos a morir. Los latinos representan alrededor del 27 % de los trabajadores en las obras de construcción de Carolina del Norte, pero conformaron más del 60 % de los trabajadores que murieron en las obras de construcción de Carolina del Norte el año fiscal pasado.

Muchas muertes se podían haber evitado. A menudo, la pérdida de vidas pudo haberse evitado con simples precauciones o equipos de seguridad, como los arneses y las cuerdas de seguridad que están diseñados para evitar que los techadores se caigan, según muestra una revisión de los registros estatales de seguridad en el lugar de trabajo.

La supervisión estatal de la seguridad ha disminuido. Mientras el número de muertos aumentaba, se redujo en más de la mitad desde 2013 el número de inspecciones de seguridad en el lugar de trabajo en las obras de construcción de Carolina del Norte. Esto durante una década en la que el empleo en la construcción aquí ha crecido casi un 50%, según muestran datos federales.

Carolina del Norte es más peligrosa. La tasa de mortalidad laboral de los obreros de la construcción en Carolina del Norte –11.5 muertes por cada 100,000 empleados en 2022– fue aproximadamente un 20 % más alta que la de los trabajadores de la construcción a nivel nacional, según muestran datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Y es aproximadamente dos veces y media más alta que la tasa de mortalidad ocupacional para todos los trabajadores de Carolina del Norte.

¿Por qué ocurre esto?

En entrevistas con más de 20 obreros de la construcción contactados fuera del trabajo, reporteros del Charlotte Observer escucharon una variedad de razones, desde empleados que se vuelven indulgentes hasta empresas que no proporcionan suficiente capacitación y equipos de seguridad. La explicación más común: la seguridad pasa a un segundo plano frente a otras preocupaciones.

Muchos contratistas intentan minimizar costos y tarifas de la seguridad en el trabajo, dicen trabajadores y activistas. Se apresuran a cumplir los plazos de construcción. Y, ante la escasez de trabajadores, los contratistas y sus cuadrillas a veces toman atajos en materia de seguridad para cumplir los plazos.

¿Donde se presentan los peligros?

Kenny Price, instalador de aislamiento en edificios comerciales de la zona de Charlotte, trabajó anteriormente en el edificio de apartamentos de East Morehead Street donde el derrumbe de un andamio mató a tres trabajadores de la construcción en 2023. Esa tragedia, como muchas otras, se debió a que la gente intentaba hacer las cosas demasiado deprisa.

Muchos contratistas “se empeñan en decir: ‘puedes hacerlo más rápido si lo haces así’. Ahí es donde se presentan los peligros”, dijo Price. “Si vas demasiado rápido, algo pasará”.

Líderes de la industria de la construcción dicen que a medida que la construcción sigue en auge en todo el estado, están poniendo más atención en la seguridad. La mayoría de las grandes constructoras ofrecen capacitación en seguridad tanto en español como en inglés, y muchos contratistas participan en campañas nacionales de concienciación sobre seguridad, según Jacob Garmon, director de seguridad de Carolinas AGC, un gran grupo comercial de la industria.

“Estamos poniendo más énfasis en asegurarnos de que estamos haciendo este trabajo correctamente, haciéndolo de forma segura, para garantizar que nuestros trabajadores se vayan a casa sanos y salvos al final del día, porque esa es la prioridad número uno que destacamos como asociación”, dijo Garmon.

Funcionarios del Departamento del Trabajo del estado, que velan por el cumplimiento de las normas de seguridad en el lugar de trabajo, afirman que se centran en gran medida en la industria de la construcción debido a los numerosos peligros inherentes al trabajo. Aproximadamente la mitad de todas las inspecciones de cumplimiento realizadas por la división de seguridad y salud en el trabajo (OSH) del departamento en los últimos años se han llevado a cabo en obras de construcción.

Y, en lo que va de año, el número de accidentes de construcción notificados por el departamento del trabajo estatal es considerablemente inferior al de los últimos años.

Pero los problemas de personal han hecho imposible que la dependencia realice tantas inspecciones como en años anteriores, según Paul Sullivan, subcomisario adjunto de OSH.

Vernon Sumwalt, abogado de Charlotte que ha llevado cientos de casos de trabajadores de la construcción heridos o muertos en el trabajo, afirma que hay que hacer más para detener esta matanza.

“Estas muertes se pueden evitar”, dijo. “Si como sociedad no decimos basta, entonces la pregunta pasa a ser: ‘¿Quién será el próximo?”

‘No tenía por qué ocurrir’

Hace casi exactamente un año, los habitantes de Charlotte se dieron cuenta de lo peligrosas que pueden ser las obras.

En algún momento antes de las 9 a.m. del 18 de mayo de 2023, en un complejo de apartamentos de 239 unidades en construcción en SouthPark, un generador se incendió, prendiendo fuego al aislamiento de espuma en aerosol. Un empleado intentó apagar las llamas con un extintor, pero se propagaron rápidamente. Pronto habían consumido gran parte del edificio de madera.

Cuando llegaron los bomberos, un superintendente de la obra les dijo que podían conectar sus mangueras a una tubería de agua vertical conocida como hidrante, según una demanda presentada este mes.

Pero los bomberos descubrieron que no había ningún hidrante en el interior del edificio, lo que infringía el código de incendios estatal. Como consecuencia, las labores de extinción se retrasaron, según la demanda.

Las llamas del enorme incendio no tardaron en elevarse a cientos de pies de altura. Las nubes de humo podían verse a millas de distancia.

Bomberos, con la ayuda de un gruista, rescataron a 15 trabajadores del edificio. Pudieron oír a dos obreros de la construcción –Demonte Sherrill y Reuben Holmes– gritando pidiendo ayuda en el sexto piso. Pero el humo era denso y los bomberos no pudieron encontrarlos antes de verse obligados a abandonar el edificio en llamas.

En una llamada telefónica de pánico a su jefe, Sherrill y Holmes dijeron que estaban a un campo de football de la única salida, y que el humo era demasiado denso para que pudieran verla.

Sus restos fueron descubiertos en lo que quedaba del edificio incendiado.

MCRT Carolinas Construction LLC, contratista del proyecto, no proporcionó una salida accesible a los trabajadores que quedaron atrapados en el interior del edificio cuando se declaró el incendio, según constataron inspectores de seguridad laboral.

Unas dos semanas antes del incendio, los constructores retiraron una escalera provisional que había estado cerca del lugar donde Sherrill y Holmes estaban instalando ventanas y puertas el día del incendio, según la demanda presentada por sus familias. Eso dejó una única escalera, la cual estaba demasiado lejos del lugar donde trabajaban los hombres, según la demanda.

El contratista no había elaborado ni implementado un plan de respuesta de emergencia ni establecido un sistema de alarma para alertar a los empleados de peligros como el fuego, según constataron también inspectores estatales.

Cuando se le preguntó acerca de las conclusiones del estado, y sobre los cambios de seguridad puestos en marcha después del incendio, un portavoz de MCRT envió una declaración por correo electrónico al Observer:

“Mill Creek Residential Trust apoyó y cooperó plenamente con la investigación tras el incendio y llevamos a cabo nuestra propia revisión exhaustiva. Seguimos cumpliendo todos los códigos de seguridad locales y nacionales, y hemos implementado medidas de seguridad más allá de esos requisitos, incluida la capacitación de seguridad adicional para todos los empleados in situ”.

Pero Faith Fox, abogada que representa a las familias que presentaron la demanda, afirma que todo pudo haberse evitado. “La gente no tenía por qué morir”, dijo.

Condiciones inseguras a la vista de todos

Un reportero del Observer y varios fotógrafos observaron una serie de prácticas peligrosas durante sus visitas a obras de construcción en Charlotte en los últimos 15 meses.

En una urbanización de casas adosadas cerca de University City, se pudo ver a un trabajador de la construcción caminando por la cresta de un tejado, a más de 30 pies del suelo, sin arnés ni correa para protegerse de una caída.

En una obra en el norte de Charlotte, una grúa descargaba barandillas metálicas de la parte trasera de un camión de plataforma. La zona no estaba protegida con barricadas, como exigen las normas federales de seguridad diseñadas para evitar que personas resulten heridas por las grúas o por los objetos que puedan caer de ellas. Después de visitar una tienda cercana, se pudo ver a una mujer pasar junto al camión mientras la grúa transportaba su carga hacia arriba.

En un complejo de apartamentos en construcción próximo al lugar donde se derrumbó el andamio en 2023, Isael Mejía, organizador de la International Association of Ironworkers, señaló muchos trozos de barras de refuerzo expuestas: varillas de acero que sobresalían verticalmente del concreto y no tenían cubiertas de seguridad en sus extremos expuestos.

Los trabajadores que caen pueden quedar empalados en esas barras, y a veces ocurre, señaló Mejía.

“Cosas como esta son demasiado comunes”, dijo Mejía.

Por este motivo, la OSHA exige que todo el acero de refuerzo sobre el que puedan caer los trabajadores esté protegido para eliminar el riesgo de empalamiento. Para evitar este tipo de accidentes, los contratistas pueden comprar tapas reforzadas con acero que se colocan en los extremos de las barras de refuerzo.

Amarilis Romero dice que ojalá se hubieran usado en el último lugar de trabajo de su esposo.

Recuerda el día de 2022 en que Lenin Romero volvió a casa del trabajo con arañazos en manos y brazos, heridas leves de su trabajo en la construcción en Wilmington. Sus hijas empezaron a cubrirle las heridas con banditas.

“No creo que debas hacer ese trabajo”, recuerda su esposa que le dijo su hija mayor. “Un día puedes volver a casa con un brazo o una pierna rotos”.

Romero, de 39 años, se limitó a sonreír y decir: “No me pasará nada”, dijo su esposa.

Poco después, estaba colocando los marcos de las ventanas de una gran casa en Wilmington, de pie en el tercer o cuarto peldaño de una escalera, cuando perdió el equilibrio, según los registros de la inspección estatal. Cayó de espaldas sobre una barra de refuerzo de cuatro pies de altura –una varilla de acero de ½ pulgada de diámetro anclada al concreto– y quedó empalado. Murió de camino al hospital.

Los investigadores descubrieron que las barras de refuerzo de la obra habían estado sin tapar durante casi tres meses antes del accidente de mayo de 2022. Multaron al contratista, Jairo Romero-Mungía, con $4,500 por dos infracciones graves: no tapar las barras de refuerzo y no instruir a los empleados sobre el peligro de empalamiento que suponían las más de 60 barras de refuerzo sin tapar que había en la obra.

El Observer se puso en contacto con Romero-Mungía, pero no respondió.

Casi dos años después de la muerte de su esposo, a Amarilis Romero aún le cuesta hablar de ello.

Pero recuerda el amor y la generosidad que guiaron la vida de Lenin Romero y conserva imágenes que siguen vivas: la alegría en su rostro cuando jugaba con sus tres hijas pequeñas. Cómo las perseguía en el parque mientras fingía ser el temido “monstruo de lava”.

¿Quién es el culpable de su muerte? Amarilis dice que no quiere detenerse en eso. Pero se pregunta por qué las barras de acero de la obra no estaban cubiertas con los económicos tapones de seguridad que podían haberle salvado la vida.

“Cada vez que paso por una obra y veo esas pequeñas barras, me da un vuelco el corazón”, dijo.

‘Podía haberlo matado’

Muchos trabajadores de la construcción entrevistados por el Observer dijeron que las prácticas de seguridad varían mucho de una empresa a otra. Algunos se toman la seguridad muy en serio. Disponen de suficientes cascos, gafas de seguridad y equipos de protección contra caídas para cada trabajador. Celebran reuniones periódicas sobre seguridad, con traductores disponibles para explicar las cosas a los trabajadores hispanohablantes.

Otros no.

Alejandro Corvera, instalador de paneles de yeso en Charlotte, dijo que en su empresa los trabajadores son enviados a casa si se olvidan de llevar los guantes y las gafas de seguridad.

“Pero hay muchas empresas que no hacen cumplir esas normas”, dijo durante una entrevista en una estación de servicio en South Boulevard, adonde acudió durante su descanso para almorzar.

Sabe que la construcción es uno de los trabajos más peligrosos a los que puede enfrentarse un trabajador. En febrero, estaba trabajando en un edificio de apartamentos de gran altura en South End cuando, en una reunión de seguridad matinal, oyó hablar de un gran trozo de concreto que había caído varios pisos.

“Dijeron que era un trozo bastante grande y que, si hubiera caído sobre alguien, podía haberlo matado”, dijo.

Efraín Villatoro, un veterano carpintero y ahora representante sindical del Southeastern Carpenters Regional Council, dijo que el año pasado vio dos veces a trabajadores de Charlotte atar sus arneses anticaídas a conductos eléctricos, tubos metálicos que protegen haces de cables eléctricos. Según él, esta práctica no habría proporcionado ninguna protección en caso de caída.

“Si no mueres al golpearte contra el suelo, te electrocutarás”, dijo.

La mayoría de las muertes son evitables

Las caídas son, por mucho, la causa más frecuente de muerte en la construcción en Carolina del Norte, según registros estatales. Pero también han muerto trabajadores al derrumbarse zanjas, volcarse carretillas elevadoras, electrocutarse, ser golpeados por materiales de construcción que caían o ser aplastados por maquinaria pesada.

En algunos casos, las víctimas cometieron errores fatales. En otros, los registros sugieren que las empresas podían haber adoptado medidas para evitar las tragedias.

Según registros estatales y entrevistas con trabajadores de la construcción, una cosa está clara: la mayoría de las muertes en el lugar de trabajo se pueden evitar.

José Canaca Bonilla, Gilberto Mónico Fernández y Jesús “Chuy” Olivares fueron algunos de los que no tenían por qué haber muerto, afirman familiares y activistas laborales.

A la mañana siguiente del día de Año Nuevo de 2023, los tres estaban entre los cinco hombres en un andamio que colocaban ladrillos en un edificio de apartamentos en construcción cerca del barrio Dilworth de Charlotte.

El andamio –muy cargado con los trabajadores, el equipo y el material– se desplomó de repente. Bonilla, Fernández y Olivares se precipitaron desde una altura de 70 pies y murieron. Los otros dos trabajadores resultaron heridos pero sobrevivieron.

En los meses siguientes, investigadores estatales de seguridad en el trabajo descubrieron que el andamio estaba “muy oxidado y deteriorado” y no podía soportar las más de 1,700 libras que se habían colocado sobre él. Tampoco había sido inspeccionado en busca de defectos antes de cada turno, como exigen las normas de la OSHA.

El departamento del trabajo citó a dos empresas, Old North State Masonry y Friends Masonry, por una serie de infracciones de seguridad.

Varios días antes de que murieran los hombres, Kenny Price, el instalador de aislamiento, estaba subido en el mismo andamio cuando unos 15 trabajadores se subieron a él, según declaró. Era demasiado peso, concluyó.

“Me preocupó lo suficiente como para ir a ver a mi supervisor”, dijo. “Y le dije: ‘No es seguro, hombre’. Sabía que era un accidente inminente”.

Su supervisor les dijo a él y a dos compañeros de trabajo que debían bajarse del andamio, dijo Price.

Días después, cuando el andamio se derrumbó, agradeció que prestaran atención al riesgo.

“Podía haber sido yo”, dijo.

¿Por qué ocurre esto?

Trabajadores, abogados y expertos apuntan a varias razones para explicar el creciente número de obreros de la construcción que mueren en el trabajo.

Como la construcción sigue en auge, algunos contratistas están tan desesperados por conseguir empleados que contratan a trabajadores con menos experiencia. Y cuando escasea la mano de obra, los contratistas pueden verse en apuros para cumplir los plazos, dicen obreros de la construcción.

Frank Brown, superintendente de una empresa vidriera de Charlotte cuyo nombre no quiso revelar, afirma que su empleador pone mucho énfasis en la seguridad en la construcción. Pero en otras, dice, “muchas veces, el calendario es más importante que la seguridad”.

Este mismo mes, dijo, estaba en el tercer piso de un edificio en construcción en East Morehead Street cuando abrió una puerta que daba a otra parte del edificio.

Afortunadamente, estaba prestando atención. Si hubiera atravesado esa puerta, se habría precipitado al menos 20 pies, una caída que probablemente le habría matado o dejado gravemente herido. El piso que pasaba por delante de la puerta no estaba construido, pero la puerta no estaba cerrada con llave.

Muchos sindicatos involucrados en la construcción imparten a sus afiliados una amplia capacitación en materia de seguridad. Pero en Carolina del Norte, un estado con un bajo índice de afiliación sindical, menos del 1% de los obreros de la construcción pertenecen a sindicatos, según un reciente análisis de unionstats.com.

El Observer examinó los datos de los 10 estados más sindicalizados del país y descubrió que todos menos uno tenían tasas de mortalidad laboral inferiores a las de Carolina del Norte.

Pero contratar a trabajadores sindicalizados es más caro, y eso puede dificultar que algunos contratistas presenten la oferta más barata en los proyectos.

A veces, las empresas de construcción clasifican erróneamente a sus empleados como contratistas independientes. Se trata de una práctica habitual en la zona, la cual puede afectar a la seguridad de los trabajadores, según Dan Segovia, director comercial del sindicato Ironworkers Local Union 848, que cubre las Carolinas.

De este modo, los contratistas evitan pagar las primas del seguro de accidentes laborales. En consecuencia, según un informe de la OSHA , estos empleadores no tienen que preocuparse por el aumento de las primas del seguro de accidentes laborales, por lo que es menos probable que inviertan en seguridad.

Cuando estos trabajadores resultan heridos o mueren en el trabajo, algunos contratistas fingen que ni siquiera sabían que estaban en la obra, dijo Matthew Capece, abogado de la United Brotherhood of Carpenters que se ocupa de las prácticas de empleo ilegales.

“Estos trabajadores son tratados como fantasmas”, dijo.

Aunque la OSHA exige a las empresas de construcción que proporcionen a sus empleados equipos de seguridad adecuados, como cascos y gafas de seguridad, algunas empresas no lo hacen, dicen los trabajadores.

Jaime Villalobos, obrero de la construcción, dijo que ese era el caso en un edificio de apartamentos de gran altura que se está construyendo actualmente en el barrio South End de Charlotte, donde suele haber más trabajadores que arneses de seguridad.

A pesar de todo ello, y del rápido crecimiento de la industria en Carolina del Norte, el estado inspecciona las obras con mucha menos frecuencia que antes.

El estado realiza inspecciones de seguridad en el lugar de trabajo en respuesta a quejas y muertes, y como parte de su programa de inspecciones rutinarias. Pero la ley estatal no especifica con qué frecuencia debe inspeccionarse cada lugar de trabajo, y algunas empresas nunca reciben visitas de los inspectores de seguridad laboral.

En 2023, el departamento del trabajo del estado realizó unas 950 inspecciones de seguridad en obras de construcción en Carolina del Norte, menos de la mitad de las que realizó en 2013.

Las vacantes de personal son las principales culpables de la disminución del número de inspecciones, dicen funcionarios del departamento del trabajo. En marzo, alrededor del 22% de los puestos de oficial de cumplimiento de seguridad del estado estaban vacantes.

Un ejemplo de los problemas de personal del estado: la oficina de campo de Charlotte de la división de seguridad laboral tiene 29 puestos de inspector para cubrir 15 condados. Pero en marzo, solo 13 de esos puestos contaban con inspectores plenamente capacitados. Seis de los puestos estaban vacantes, y los inspectores restantes aún están en capacitación, dijo Sullivan.

Para los inspectores de seguridad laboral plenamente cualificados de Carolina del Norte, el salario inicial es de $58,000, más que en muchos otros estados. Sin embargo, según Sullivan, muchos de los que se plantean esta carrera descubren que pueden ganar más dinero en el sector privado y en otros puestos públicos.

“Cada vez es más difícil contratar y retener a los empleados a largo plazo”, dijo Sullivan.

¿Qué garantizará la seguridad de los trabajadores?

Activistas de la seguridad afirman que varios cambios pudieran ayudar a salvar vidas.

Les gustaría que los contratistas se desaceleraran, tomaran las debidas precauciones de seguridad y proporcionaran la capacitación y el equipo de protección adecuados a todos sus trabajadores.

Les gustaría que las inspecciones de seguridad en el lugar de trabajo fueran más frecuentes.

Y les gustaría que se endurezcan las sanciones a los infractores. La sanción promedio por una infracción grave de seguridad en el trabajo en Carolina del Norte en el año fiscal 2023 fue de $3,611, por debajo de la sanción promedio de $4,597 impuesta por la OSHA federal, según el más reciente informe “Death on the Job” de la AFL-CIO.

Cuando las empresas fueron citadas por infracciones vinculadas a muertes de trabajadores en 2022 y 2023, funcionarios estatales del departamento del trabajo recortaron las sanciones en más del 40% de las ocasiones, encontró el Observer.

Carol Brooke, abogada sénior del Proyecto de Derechos de los Trabajadores del North Carolina Justice Center, dijo que a muchas personas les gusta que sus casas, tiendas y negocios se construyan de forma rápida y barata. Pero, dijo, es crucial que el trabajo se haga de una manera que no resulte en muertes o lesiones.

“Uno no quiere que alguien vaya a trabajar un día y no vuelva a casa”, dijo Brooke. “Tienen hijos. Tienen familia. Tienen vidas que significan algo.

“Es algo por lo que todo el mundo debería preocuparse”.

Gavin Off y Julia Coin, reporteros del Charlotte Observer, contribuyeron a este artículo.

Aquí el enlace a la versión en inglés de la historia: https://www.charlotteobserver.com/news/local/article287304610.html

Este reportaje de investigación del Charlotte Observer se publica con autorización.

Reportero de investigación, ganador de más de 60 premios, incluido el premio de periodismo Robert F. Kennedy, el premio de redacción comercial Gerald Loeb y el premio Investigative Reporters and Editors....