Migrantes venezolanos que caminan hacia Bogotá a su paso por Tunja, Colombia, el 6 de octubre de 2020. Miles de venezolanos se marchan a Colombia, Ecuador y Perú en busca de trabajo coincidiendo con la reapertura de estas economías tras meses de cuarentena contra el coronavirus. (AP Foto/Iván Valencia)
La pandemia de coronavirus aminoró uno de los movimientos migratorios más grandes de América Latina: el venezolano. Sin embargo, con la reapertura comercial y laboral en algunos países como Colombia, muchos venezolanos huyen de su tierra en busca de empleo.
Algunos pagan hasta $1.200 para llegar a Chile por caminos ilegales, otros no tienen tanto dinero y viajan a pie hasta Colombia, donde las autoridades esperan unos 200 mil migrantes venezolanos.
Migrantes venezolanos descansan en su periplo a pie hacia Bogotá, a su paso por Tunja, Colombia, el 6 de octubre de 2020. Funcionarios migratorios colombianos esperan que 200.000 venezolanos ingresen al país en los próximos meses atraídos por la posibilidad de tener un salario mejor y poder enviar dinero a su país para alimentar a sus familias. (AP Foto/Iván Valencia)
Migrantes venezolanos que caminan hacia Bogotá a su paso por Tunja, Colombia, el 6 de octubre de 2020. Miles de venezolanos se marchan a Colombia, Ecuador y Perú en busca de trabajo coincidiendo con la reapertura de estas economías tras meses de cuarentena contra el coronavirus. (AP Foto/Iván Valencia)
Un grupo de migrantes venezolanos que viajan a pie hacia Bogotá, a su paso por Tunja, Colombia, el 6 de octubre de 2020. La pandemia ha convertido las carreteras sudamericanas en un territorio más hostil para los migrantes pobres que no tienen dinero para boletos de buses: los albergues siguen cerrados, los conductores son más reticentes a subirlos a sus vehículos y los residentes que temen contagiarse son menos propensos a ayudar con donaciones de comida. (AP Foto/Iván Valencia)
Migrantes venezolanos descansan en su camino a pie desde la frontera de su país a Pamplona, Colombia, el 7 de octubre de 2020. Funcionarios migratorios de Colombia esperan que 200.000 venezolanos ingresen al país en los próximos meses atraídos por la posibilidad de tener un salario mejor y poder enviar dinero a su país para alimentar a sus familias. (AP Foto/Ferley Ospina)
Un migrante venezolano sostiene a su mascota en brazos mientras descansa en Pamplona, Colombia, el 7 de octubre de 2020, a unas pocas horas en auto de la frontera con Venezuela. Los nuevos migrantes se topan con condiciones mucho más adversas que aquellos que se fueron antes de la pandemia. Los albergues siguen cerrados, los conductores son más reticentes a subir a sus vehículos a quienes esperan en la calle y los residentes que temen contagiarse son menos propensos a ayudar con donaciones de comida. (AP Foto/Ferley Ospina)
El migrante venezolano José Rivas, de 52 años, hace fila para recibir ayuda de Cruz Roja Colombia en Pamplona, Colombia, el 7 de octubre de 2020. Los nuevos migrantes se topan con condiciones mucho más adversas que aquellos que se fueron de Venezuela antes de la pandemia. (AP Foto/Ferley Ospina)
Migrantes venezolanos duermen sobre un colchón a una lado de una autopista en Pamplona, Colombia, el 7 de octubre de 2020, a unas pocas horas en coche de la frontera con Venezuela. Cuando los migrantes llegan a su destino, una nueva lista de preocupaciones se cierne sobre ellos. La tasa de desempleo en Colombia pasó del 12% en marzo a casi el 16% en agosto. Quienes no pueden permitirse pagar el alquiler están siendo desahuciados. Y para complicar aún más las cosas, más de la mitad de los venezolanos en Colombia no tienen estatus legal. (AP Foto/Ferley Ospina)
Migrantes venezolanos descansan mientras reciben comida, delante de un muro con pasajes de la Biblia, en Pamplona, Colombia, el 7 de octubre de 2020, a apenas unas horas en auto de la frontera con Venezuela. En plena pandemia del coronavirus, los albergues siguen cerrados, los conductores son más reticentes a subirlos a sus vehículos y los residentes que temen contagiarse son menos propensos a ayudar con donaciones de comida. (AP Foto/Ferley Ospina)
Migrantes venezolanos tratan de parar un auto para viajar hacia Bogotá, en Tunja, Colombia, el 6 de octubre de 2020. La pandemia ha convertido las carreteras sudamericanas en un territorio más hostil para los migrantes pobres que no tienen dinero para boletos de buses: los albergues siguen cerrados, los conductores son más reticentes a subirlos a sus vehículos y los residentes que temen contagiarse son menos propensos a ayudar con donaciones de comida. (AP Foto/Iván Valencia)
Alba Rada, residente en Colombia, entrega productos de higiene y comida a la migrante venezolana Rosmira Camacho y a su hija en el exterior de la vivienda de Rada, desde donde dirige su fundación Radaber, en Tocancipa, Colombia, el 6 de octubre de 2020. Para muchos migrantes que llegan a Colombia, la posibilidad de ganar incluso menos que el salario mínimo es un impulso. El sueldo mínimo en Colombia ronda ahora los 260 dólares, muy por encima de los apenas dos de Venezuela. (AP Foto/Iván Valencia)
Dormir bajo climas gélidos y cerca de las carreteras, así como experimentar cansancio extremo para llegar a su destino, son algunas de las dificultades que atraviesan muchos venezolanos que caminan hasta Colombia.
Dos venezolanos ya murieron atropellados y seis resultaron heridos cuando un camión de carga atropelló a un grupo de migrantes venezolanos cuando caminaban de regreso a su país, desde Perú.
La travesía es una odisea que pone en riesgo sus vidas. No obstante, ellos deciden seguir adelante, aunque le esperen empleos donde ganarán menos dinero que sus iguales en el país que los recibe.
La crisis humanitaria venezolana es una de las heridas sangrantes de América Latina, ¿cuántos venezolanos llegarán a su destino?