Pedro, un joven amigo, me comentó que hace poco hicieron una celebración familiar en su casa e invitaron a los primos, tíos y otras amistades latinas. Entre los que llegaron estaba Pablo, quien no se sentía bien.
Pablo tenía un poco de cansancio y se sentía con algo de fiebre, pero de todas maneras no quiso quedar mal con la invitación que le hicieron, y no solo que sí fue al cumpleaños, además no le comentó a nadie sobre sus síntomas, para no preocupar a nadie
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Tres días después de la celebración, Pablo estaba en cama, varios de los que fueron al cumpleaños también enfermaron, y el papá de Pedro fue internado en el hospital Atrium de Charlotte. Lo entubaron y ahí comenzó la agonía de la familia; llorando, angustiados, sin poder hablar o ver a su padre. Gracias a Dios su padre sobrevivió y hoy se halla muy débil, pero recuperándose en su casa.
Celebración en pandemia ¿indiferencia o egoísmo?
Así como cuando nos avisan que viene un huracán muy peligroso y que entrará a nuestra ciudad, así se nos avisó del COVID-19. Nos dijeron que era mortal, que nos preparáramos, nos equiparamos, y nos apartáramos lo más posible de su paso.
Nos dieron indicaciones de cómo quedarnos a salvo, y nos dejaron en casa por un tiempo definido. El problema es que ya estamos aquí, estamos en medio del huracán, pero a muchos parece no importarle.
Al principio la gente muy asustada se quedó en casa, las calles y carreteras se quedaron desoladas y apenas había transeúntes. Hoy, cinco meses después de que vimos el primer caso en nuestra nación, la pandemia sigue azotando con la misma intensidad con que entró, solo que la gente se cansó de estarse aislado y sin poder salir.
Aunque siguen las mismas indicaciones y todos debemos de seguir el mismo protocolo de distanciamiento social, de cubrirnos la nariz y la boca, mucha gente desafía las indicaciones de protección, y han decidido vivir la vida como que los vientos cesaron y el sol salió.
Por ahora no se puede hacer celebraciones como fiestas, y a diario vemos familias enteras haciendo sus festejos en el interior de sus casas. Los bares y discotecas deben de permanecer cerradas; pero tuve conocimiento en esta semana que hay discotecas en nuestra comunidad que están operando clandestinamente.
Se les pide mantenerse lejos por lo menos seis pies, unos de los otros y las personas no obedecen, no importa donde vayas, tal parece que la gente se olvida que se tiene que mantenerse lejos por su bienestar.
Haga su parte
Es más que seguro que seguiremos en medio de este huracán llamado COVID-19, entonces ¿qué se puede hacer para estar a salvo de este virus?
Creo que, si todos ponemos de nuestra parte y personalmente, con dominio propio, tomamos decisiones en serio, y paramos una celebración con más de diez personas, y nos reunimos afuera, en vez de adentro, si evitamos ir al supermercado o tiendas seguido, si constantemente somos cuidadosos de los demás y les informamos dónde y con quién estuvimos, y nos abstenemos de visitar a la familia, esto le quitaría fuerza al huracán y se desvanecería.
Yo le recomiendo que si usted tiene algún síntoma que no han estado ahí antes, por favor sea responsable, honesto, y tenga cuidado de los demás, deje saber inmediatamente a sus familiares y amigos incluyendo a su empleador lo que esta sintiendo, y aíslese por unos días. Vaya a hacerse la prueba del coronavirus y si sale positivo no lo oculte, total todos estamos debajo de la tormenta y cualquiera se puede mojar.
Tome usted las riendas de su vida y practique la compasión para con los demás. Practique acercarse a Dios, confiar en Él, y orar por su salud y de los demás todos los días.
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