Banu Valladares tenía casi seis años trabajando como directora ejecutiva de la Charlotte Bilingual Preschool (CltBP), también conocida la “escuelita bilingüe”, una institución que ayuda a los niños y a sus familias a insertarse en el sistema educativo. Sin embargo, se vio obligada a dejar el cargo que tanto amaba.
En entrevista con La Noticia, Valladares aseguró que debió dar un paso a un lado y atender su salud. Su meta es recuperarse de una afección persistente al COVID-19 o “long COVID”.
El jueves 15 de junio, Charlotte Bilingual Preschool dio a conocer que Valladares dejó su cargo como directora ejecutiva, el cual fue asumido de manera interina por Stephen Smith, de Armstrong McGuire desde febrero.
Un legado de educación para padres y niños
Valladares asegura que nunca pensó que la educación temprana fuera una opción para ella; sin embargo, dijo que por ironías del destino, “la escuelita me encontró”.
“Yo estaba buscando servir a la comunidad para ayudarla a salir adelante y le pedí a Dios que me pusiera en donde yo pudiera ayudar a la comunidad y utilizar mis talentos... un reclutador me dijo que buscaba a un director ejecutivo para la Charlotte Bilingüe y me contactó. Yo no tenía idea de que esta era una oportunidad para mí, ya tenía pensado en recomendar a otra persona. Fue una sorpresa para mí, pero de la que me siento muy orgullosa”, contó a La Noticia.
La líder comunitaria recuerda que, desde el inicio y hasta su retiro, siempre fue clara con sus opiniones para lograr cambios dentro del sistema educativo existente. Luchó porque Charlotte Bilingual Preschool no solo ayude a niños latinos, sino que también refleje los valores de la comunidad latina.
“Quería cambiar la narrativa del latino para dejar de ser vistos como ‘los pobrecitos’, si no que nos empiecen a ver como una población que viene a este país a salir adelante y lo que quiere son retos, por eso me gustó que involucraran a las familias en el proceso de enseñanza de los niños”, señaló.
Su sueño es que la escuelita ayude a miles de niños
Valladares resaltó que al iniciar su cargo, el preescolar graduaba a menos de 40 niños al año. Al retirarse, logró aumentar esta cifra a 130 niños.
“Mi sueño fue que la organización creciera para darle más oportunidades a estos niños, pero en ese momento encontramos que el 20 % de los niños en las escuelas públicas eran latinos que estaban sacando muy malas calificaciones en el tercer grado”, añadió: “Lo justo era darle cupo a 1,500 niños e hicimos un plan estratégico de cómo llegar a allá... No somos solo una escuelita, somos una organización sin fines de lucro que le sirve a los niños latinos y a sus familias desde que nacen y hasta los 5 años”.
Aunque la exdirectora se retira sin haber alcanzado esta meta, tiene esperanza de que algún día se logre y la satisfacción de los avances que logró para los latinos, como: digitalizar la información de los estudiantes, incluir la voz de las familias en los programas, iniciar un plan de visitas en casa con 100 cupos y, emplear a latinas para ofrecerles la posibilidad de convertirse en maestras de educación temprana, gracias a una colaboración entre Central Piedmont Community College (CPCC) y la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Charlotte.
“Fue una lucha con la junta directiva, pero se lograron grandes avances para la comunidad latina, logramos también asociar a otros preescolares que ya sirven a la comunidad latina, para tener una segunda sede. Cuando llegué, el presupuesto era de $800,000, pero ahora es de $4.3 millones. Además, acabamos de recibir una donación para crear un edificio que va a ser el centro de educación de los niños, para que ellos y sus familias puedan aprender juntos”, señaló.
“Voy a estar bien, pero mi plan era quedarme”
“Me pone un poco triste el tener que irme por problemas de salud. Voy a estar bien, pero mi plan era quedarme hasta que tuviéramos el centro nuevo y pudiéramos darle cupo a los 3,000 niños, pero así como me trajeron, me tocó mi momento de hacerme a un lado y tener fe”, expresó.
Desde enero, Valladares se encuentra en recuperación de “Long Covid”, secuelas que deja el COVID-19 y producen molestias como fatiga, cansancio, malestar general, fiebre, tos, dolor en el pecho, entre otras afecciones.
“Es una enfermedad nueva y aún no tenemos suficiente historia, algunas personas mejoran a los tres meses, otros seis meses u otras al año, pero no se sabe. Mi sueño es seguir mejorando, tomarme el tiempo para recuperarme totalmente y seguir pensando cómo apoyar a la comunidad. Siento que así como la fe me trajo a este proyecto, me está preparando para el próximo paso”, manifestó.
Por último, comentó: “Lo más lindo del trabajo fue lo que logramos con las familias, con la junta directiva y la comunidad. Me siento muy orgullosa de las cosas que se han logrado. Tengo mucho que aprender de esta enfermedad y tengo que pelear para levantarme de nuevo y apoyar a Charlotte Bilingual Preschool”.