En pleno auge del movimiento #MeToo (Yo también en español), que se hizo viral desde el mes de octubre 2017 y ayudó a denunciar a figuras públicas del mundo del entretenimiento, los medios y la política por acoso o abuso sexual, pocas son las personas que perciben cambios en su entorno o que creen que este movimiento ayudará a generar cambios en el largo plazo, según reciente estudio de Pew Research Center.
El estudio en cuestión, publicado a finales del mes de marzo, afirma que el incremento de foco en el tema de acoso sexual y abuso, hace que en los entornos laborales la gente perciba que:
1) Ahora es más difícil para los hombres saber cómo interactuar con las mujeres, y
2) Este auge no va a generar mucha diferencia para las mujeres en sus lugares de trabajo.
En ese mismo estudio, la misma gente que respondió la encuesta afirma que han sido víctimas de acoso o abuso sexual, fuera o dentro del trabajo, un 59% de las mujeres, y un 27% de los hombres, solo un 34% ve a los despidos prematuros como una amenaza y un 31% cree que las falsas acusaciones de acoso o abuso sexual son un problema mayor.
No obstante, estas diferencias no son heterogéneas políticamente hablando, los resultados tienen una brecha relativamente amplia cuando se le pide a las personas que formaron parte del estudio que se identifiquen com demócratas o como republicanos.
Por ejemplo, mientras que el 61% de las mujeres demócratas y 56% de los hombres demócratas creen que uno de los mayores problemas es que no se le crea a las mujeres cuando hacen denuncias de este tipo, solamente un 34% de las mujeres republicanas y un 21% de los hombres republicanos están de acuerdo con esa premisa.
Por otro lado, los republicanos están más inclinados a afirmar que los despidos prematuros son un problema grave, que lo que están los demócratas (38% vs 31%), y el mismo caso ocurre con el tema de mujeres haciendo acusaciones falsas, los republicanos piensan que es un problema más grave de lo que los demócratas consideran que es (34% vs 29%).
Otro dato interesante que se deriva del mismo estudio, es que las mujeres que tienen educación universitaria son muchísimo más propensas a afirmar que han experimentado algún tipo de avance sexual indeseado, en comparación a aquellas que solo tienen educación secundaria o menos (65% vs 46%).
Adicional a esto, el grupo dentro de las mujeres que se visualiza más expuesto a acoso o abusos sexuales son las mujeres anglosajonas (63%), mientras que en el caso de las latinas o las afroamericanas ese número es aproximadamente la mitad. Y aunque en ambos casos la mayoría de las mujeres lo han sufrido, también hay una brecha entre mujeres republicanas y demócratas, del primer grupo un 56% afirma haber sido víctima de esta práctica, mientras que del segundo lo afirma un 63%.
El movimiento #MeToo y plataformas como Time‘s Up han hecho un arduo trabajo desde finales del año pasado para concienciar a la población estadounidense sobre la realidad del acoso y abuso sexual a las mujeres en nuestra sociedad, y tratar de generar un cambio en la realidad.
La semana pasada se le otorgó un Pulitzer a la investigación que llevaron a cabo Evanston Native y Megan Twohey sobre Harvey Weinstein y el acoso sexual en Hollywood en la categoría de servicio público.
Claramente las instituciones de nuestro país están poco a poco abriéndoselo a aceptar que es una realidad que hay que combatir y tratando de permear socialmente, pero no es un cambio que va a darse de la noche a la mañana, es un problema considerablemente grave para un país potencia tan desarrollado como el nuestro, pero por lo menos podemos estar seguros de que los esfuerzos públicos para llevar a Estados Unidos en la dirección correcta, se están haciendo.