Al parecer la desvergüenza y la política van de la mano, al menos esto ocurre en Carolina del Norte en la elección para el Senado federal; pues el escándalo sexual y el coronavirus ahora forman parte de esta carrera electoral.
Es sabido que la política moderna, desde una perspectiva electoral, es en realidad un concurso de imagen. No es raro que los candidatos contraten estrategas; asesores y expertos que los ayuden a “verse” más cercanos a sus electores. Pero ¿cómo reparar una imagen salpicada de lodosos tropiezos? Veamos a nuestros candidatos.
Tillis: La inmigración y el coronavirus
El senador republicano Thom Tillis llegó al Congreso como un moderado, de hecho planteó en el 2017 un proyecto de ley a favor de los beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA); pero la presión de los grupos de ultraderecha, con Trump a la cabeza, pudo más que sus principios y terminó adoptando la agenda del presidente; incluyendo la ridícula y costosa idea de un muro en la frontera Sur.
Siguiendo sumisamente los gustos del presidente, en julio Tillis despotricó sin evidencia en contra de la comunidad latina de Carolina del Norte; culpándolos de ser ellos mismos los causantes de estar desproporcionadamente más afectados por el COVID-19.
Adoptando los negligentes pasos de Trump por minimizar la pandemia del nuevo coronavirus, Tillis ha participado en eventos multitudinarios sin usar mascarillas; pero finalmente fue víctima de su propia ignominia, cuando anunció el 2 de octubre que contrajo COVID-19, luego de participar en una ceremonia masiva en la Casa Blanca. Actualmente se está recuperando satisfactoriamente.
Cunningham: Escándalo sexual y coronavirus
Por su parte el demócrata Cal Cunningham tiene una visión más amplia y liberal en temas como la salud, la economía y la inmigración, pero dejó una preocupante sensación de incertidumbre tras su primer debate con Tillis.
Ante la pregunta de si se colocaría la vacuna contra el COVID-19 cuando llegue, dijo: “Dudaría y haría muchas preguntas”.
La cereza del pastel ocurrió el 3 de octubre, cuando el candidato demócrata admitió haber enviado mensajes de texto sexuales a una estratega de California, quien no es su esposa. Tanto Cunningham como la mujer en cuestión están casados y tienen hijos.
Como era de esperarse, Cunningham se disculpó por los intercambios de mensajes de texto en los que le dice a la mujer que quiere besarla y ella dice que quiere pasar la noche con él. Y también como era de esperarse; agregó que no abandonará la carrera por el Senado, mientras se siguen ampliando los detalles de su escándalo sexual en medio de la pandemia del coronavirus.
¿Quién se ha acercado a los latinos?
Pese a todo lo antes mencionado, quizás lo más preocupante sea que ninguno de los candidatos se ha acercado decididamente a la comunidad latina de Carolina del Norte. Los resultados de una encuesta de NALEO Educational Fund y Latino Decisions realizada en septiembre dan cuenta de ello.
La mayoría (57 %) de los votantes latinos encuestados dicen que no han sido contactados por nadie de ningún partido político, campaña o cualquier otra organización, según la encuesta.
Lo que se espera de un candidato
En los albores históricos de la democracia, en la antigua Grecia y Roma, quien buscaba un cargo público debía ser una persona irreprochable, con sincero deseo de ser la voz de los ciudadanos, y debía vestir una toga blanca, llamada “candidus” que representa inocencia, pureza, manos limpias, de donde se derivó el nombre de la palabra “candidato”.
Cuán lejos ha quedado el significado original de ese término, con lo que actualmente representa un candidato, especialmente en la carrera por el Senado en Carolina del Norte.