La carrera entre el senador Thom Tillis y Cal Cunningham representa la difícil decisión en Carolina del Norte por elegir a un republicano aliado de Donald Trump o un demócrata que admitió en las últimas semanas de la campaña haber enviado mensajes de texto sexualmente sugerentes a una mujer que no es su esposa.
Tillis ha sido criticado por votar para derogar la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, mientras que su retador se vio envuelto en un escándalo sexual que le jugó en contra en el ocaso de la campaña.
280 millones de dólares invertidos
Quizás por eso se trate de la contienda por el Senado más cara en la historia de Estados Unidos, pues las campañas y grupos externos han gastado más de 280 millones, según el Center for Responsive Politics.
Carolina del Norte registró un récord de votaciones anticipadas por correo y en persona, con casi 4.6 millones de boletas, o el 62 % de todos los votantes registrados, emitidos hasta el lunes por la tarde, según la Junta Estatal de Elecciones.
Los demócratas nacionales han invertido significativamente en este estado de campo de batalla presidencial, con la esperanza de convertir el escaño en uno de los pocos que necesitan cambiar para recuperar el Senado.
El escándalo de Cunningham
Y aunque la contienda enfocó durante meses en los temas de la COVID-19, seguros médicos e impuestos, dio un giro hace cuatro semanas cuando Cunningham, de 47 años, reconoció que había escrito los textos sexualmente sugerentes a un estratega de relaciones públicas de California.
Se disculpó y dijo estar "profundamente arrepentido”, pero unos días después, The Associated Press ventiló mensajes de texto y entrevistas adicionales que confirmaban que él y la mujer tuvieron un encuentro íntimo apenas en julio.
Esas revelaciones resucitaron la campaña de Tillis, que utilizó entrevistas con el senador y anuncios políticos para cuestionar la integridad de Cunningham.
Tillis, positivo por coronavirus
Pero el reconocimiento de Cunningham de su actividad extramarital el 2 de octubre se produjo un par de horas después de que Tillis anunciara que dio positivo por el coronavirus.
Días antes, el senador había asistido al evento de la Casa Blanca en la nominación de Amy Coney Barrett a la Corte Suprema. Un firme defensor de los electores a que usen mascarillas, Tillis reconoció haber cometido un error al quitarse la máscara mientras estaba en el interior del evento.
Así fue que Cunningham y los grupos aliados ejercieron sus músculos financieros en las últimas semanas.
Abrumaron la radio con comerciales centrados en los votos de Tillis para derogar la ley de atención médica de 2010 del presidente Barack Obama y una carrera legislativa estatal que incluía bloquear la expansión de Medicaid.