Pocos días después de la tragedia ocurrida en Parkland, Florida, sucedió algo insólito. En lugar de expresar un mensaje de conciliación y unidad para el país, el presidente Donald Trump se embarcó en una cruzada por promover el odio contra los inmigrantes. Tristemente la historia nos enseña que esto es extremadamente peligroso.
Durante su discurso del 23 de febrero ante la conferencia CPAC, uno de los foros conservadores más importantes del país, Trump comparó a los inmigrantes en general con traicioneras “serpientes venenosas”.
“Ustedes tienen que pensar esto en términos de inmigración”, señaló el presidente, antes de narrar una fábula de Esopo.
“‘Te salvé’, gritó la mujer/ ‘Y me has mordido, pero ¿por qué?’/ ‘Sabes que tu mordida es venenosa y ahora voy a morir’/ ‘Oh cállate, mujer tonta’, dijo el reptil con una sonrisa/ ‘Sabías muy bien que era una serpiente antes de que me llevaras’”, recitó Trump, en medio de los aplausos de la audiencia.
“Eso es lo que estamos haciendo con nuestro país”, continuó el primer mandatario. “Estamos dejando entrar a la gente, y va a haber muchos problemas. Solo va a ser peor. Les damos protección como nunca antes”.
Esa misma semana el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) actualizó su misión en el servicio y optó por eliminar una frase que describe a Estados Unidos como una “nación de inmigrantes”. En la promulgación de su misión el USCIS describía al país como una “nación de inmigrantes”, pero ahora borró esto y simplemente lo reemplazó por la frase “asegurando la nación”.
¿Es esta retórica antiinmigrante “solamente palabras” o hay consecuencias reales? Veamos algunas preocupantes cifras durante el primer año de la Administración Trump.
Entre el 2016 y el 2017 aumentó un 4 % el número de grupos de odio en Estados Unidos, según un estudio elaborado por Southern Poverty Law Center (SPLC).
Por primera vez desde que se realiza este análisis, se contabilizaron grupos de odio en los 50 estados del país.
Algunas personas confunden el ser conservadores, lo cual es una postura política válida, con aprobar todo lo que haga el presidente, aún su continua campaña de promoción del odio contra los inmigrantes.
Una persona puede ser conservadora y al mismo tiempo denunciar aquellas cosas que van en contra del sentido común, de la ética, de la compasión, de los ideales con los que se construyó esta nación de inmigrantes.
El libro “Thy Kingdom Come: How the Religious Right Distorts Faith and Threatens America” del recientemente fallecido pastor, Billy Graham, contiene un discurso del líder religioso, quien advierte a sus feligreses:
“Me molestaría si hubiera una unión entre los fundamentalistas religiosos y la derecha política. La extrema derecha no tiene interés en la religión, excepto para manipularla”.
No importa si es liberal, conservador o independiente, cualquier persona con sentido común y con un mínimo conocimiento de historia sabe que promover el prejuicio jamás traerá resultados favorables. ¿Qué tipo de país estamos dejando a nuestros hijos?