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Charlotte - Edvert Granados y su familia se preparan para dejar el país en el que han vivido los últimos 20 años, luego que el gobierno decidiera el 6 de noviembre poner fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) para los nicaragüenses.

Granados, de 52 años, reside en la ciudad de Lincolnton, al oeste de Charlotte, junto a su esposa Lisset y sus dos hijos Edvert, de 16 años, y Jake de 14 años, quienes nacieron en este país.

Me da tristeza lo que hizo el gobierno, no tanto por mi, sino por mis hijos quienes pese a haber nacido aquí tendrán que irse a un país que no conocen. Ellos ni siquiera hablan bien español, será un cambió radical para todos”, comentó Granados a La Noticia.

Como él, alrededor de 2,500 nicaragüenses tendrán que dejar el país para el 5 de enero de 2019, ya que el gobierno dio un plazo de 12 meses para que estos tepesianos retornen de manera ordenada.

Pienso en todo lo que he hecho. ¿Qué pasará con todo lo que he aportado en impuestos, para mi retiro? Yo he ganado bien y me quitan todos los años mucho dinero. Tengo casa y debo dos vehículos, los tendré que regresar y renunciar a todo”, comentó.

Salió por falta de trabajo

Granados llegó a Estados Unidos a finales de 1998, y justo tres meses después el gobierno otorgó el TPS. Estados Unidos concedió en 1999 el TPS a Honduras y a Nicaragua después del devastador huracán Mitch, en 1998, y las sucesivas administraciones lo renovaron desde entonces.

Granados emigró debido a la situación política en su país, y porque pese a hablar cinco idiomas y haber obtenido dos títulos universitarios en Rusia en Relaciones Internacionales y Diplomacia, no lograba conseguir trabajo.

Mis estudios tampoco me han servido mucho aquí, siempre estuve sobrecalificado. Apliqué a la ONU, a la OEA, pero nunca me llamaron. Hasta que un día no volví a poner nada y así conseguí trabajo de camionero”, contó.

Granados además de español, habla inglés, ruso, francés, y un poco de tailandés. Así ha podido comunicarse fácilmente con sus jefes, ya que son rusos.

Futuro incierto

Por lo pronto Granados está tratando de asimilar lo ocurrido, y preparar el terreno para su llegada a Nicaragua en los próximos meses.

Siempre pensé en regresar cuando hiciera mi retiro, y poder dejar a mis hijos encaminados aquí. Así me hubiera ido tranquilo. Pero mi gobierno no hizo nada, porque cree que puede asumir la llegada de unos 5,000 compatriotas, pero no ha pensado que muchos llegaran con hijos y será un reto para el país y las familias”, indicó.

Granados espera por fin poder ejercer sus profesiones, irónicamente en el país del cual salió por falta de trabajo. “He estado contactando personas allá y me han hecho algunas ofertas de trabajo”, anotó.

Sin embargo el futuro de sus hijos es lo que más le preocupa, ya que a su hijo mayor aún le falta un año para terminar la secundaria, y el menor no quiere dejar su país. “Es difícil explicarles que los están sacando a ellos también, pero no puedo irme y dejarlos aquí”, señaló.