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Después de que la administración del presidente Barack Obama logró sacar al país de la peor recesión económica de los últimos 70 años, hoy el presidente Donald Trump está empujando al país a un desastre económico, principalmente si lleva a cabo sus prejuiciadas propuestas migratorias.

 

En lugar de modernizar la industria, Trump ha prometido traer de regreso el viejo modelo económico manufacturero, con la idea de crear empleos. Parte de esta estrategia está ligada con el endurecimiento de los controles migratorios (con constantes arrestos a trabajadores inmigrantes), pues según Trump los indocumentados quitan empleos a los estadounidenses, pero ¿es esto cierto?

 

Uno de los obsoletos argumentos de Trump es que los inmigrantes reciben salarios bajos y terminan debilitando el salario de los trabajadores estadounidenses. Sin embargo una “solución” a esto ya se intentó en el pasado con resultados adversos.

 

En 1964 el gobierno frenó el ingreso de trabajadores agrícolas mexicanos a Estados Unidos. Sin este grupo en el mercado laboral, muchos supusieron que se crearía más empleos para los trabajadores agrícolas estadounidenses y se elevaría sus salarios. Sin embargo un análisis del Center for Global Development sobre este período descubrió que las expectativas no se cumplieron. Lejos de aumentar los salarios o contratar más trabajadores, los granjeros utilizaron maquinaria para cosechar algodón, tomates y remolacha.

 

En la actualidad la tasa de desempleo se encuentra en el 4.8 %, cerca de lo que se podría considerar en economía como empleo pleno, es decir que la demanda de trabajo es casi igual a la oferta, al nivel dado de los salarios reales.

 

Los inmigrantes indocumentados representan aproximadamente el 18 % de la mano de obra en la agricultura, 13 % en construcción y 10 % en restaurantes, hoteles y casinos a nivel nacional, según un estudio del Instituto Nacional de Investigación Económica.

 

¿Cuál sería el impacto en el sector laboral si se deportara a todos los indocumentados? ¿Se generaría más empleo para los estadounidenses?

 

De acuerdo a un completo análisis elaborado por Ben Gitis, director de política de mercado laboral para el instituto conservador American Action Forum, si Estados Unidos deporta cerca de 6.8 millones de trabajadores indocumentados, no habría suficientes estadounidenses o inmigrantes legales para ocupar todos esos puestos. Quedarían al menos cuatro millones de vacantes. Bajo este escenario, sin trabajadores suficientes, los empleadores se verían obligados a reducir el tamaño de sus negocios.

 

Sacar a los inmigrantes adicionalmente generaría un enorme costo para el país. El American Action Forum calcula que el gobierno tendría que gastar entre $400,000 y $600,000 millones para deportar a todos los trabajadores indocumentados y reforzar parte de la frontera.

 

Si sumamos la tendencia populista del presidente de halagar a ciertos sectores ultraradicales de su electorado, con su abierto desprecio por los hechos, nos encontraremos con los ingredientes ideales para desatar una crisis económica. Esperamos que esto no ocurra, aún tenemos fe en el sistema, pues deportar a los trabajadores indocumentados no solo sería un acto de suicidio económico, sino que además sería una cobarde traición a los principios sobre los cuales se fundó esta nación de inmigrantes.

Periodista, editor, asesor, y presentador. De 2016 a 2019 el periodista más galardonado en Estados Unidos por los Premios José Martí. Autor del best seller: ¿Cómo leer a las personas? dbarahona@lanoticia.com