La historia de Jiadira Choque Fernández refleja la realidad de muchos estudiantes indocumentados, quienes enfrentan grandes barreras para seguir estudiando, sin embargo, su determinación y el apoyo de sus familias pueden ayudarles a superar estos desafíos. Jiadira avanza con firmemente hacia su sueño de convertirse en maestra.
Jiadira nació en Lima, Perú, y fue criada por sus abuelos hasta la edad de tres años. Sus padres emigraron a Estados Unidos para proveerle un mejor futuro. Pero al poco tiempo, mientras todavía era una niña pequeña, viajó para reunirse con su familia.
Mientras vivía en Nueva Jersey, estaba rodeada de mucha gente latina, lo cual le daba un sentido de pertenencia y no se sentía diferente a los demás. Pero esto cambió cuando se mudó a Carolina del Norte.
“Recuerdo que cuando iba a la escuela veía cómo mis maestros y la gente con la que me rodeaba eran diferentes a mí, y esto me intimidaba un poco, pero aun así quería seguir estudiando”, dice Jiadira.

Las cosas se complican
Una vez que entró a la secundaria, se enfrentó con nuevos desafíos. “Cuando me enteré de que era indocumentada, mi corazón se rompió porque no sabía si podría ir a la universidad”, recuerda.
Jiadira explica que tenía que vivir bajo una sombra que no le permitía hacer muchas cosas. No podía obtener un permiso de trabajo ni soñar con ir a la universidad como los demás.
“Era muy difícil ver eventos promoviendo diferentes universidades y saber que yo no podría ir porque eran muy caras o porque era indocumentada”, explica. “Pero gracias a Dios tengo una familia que inculcó en mí la importancia de la educación y eso me motivaba a seguir estudiando”.
Pudo obtener la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), lo que alivió algunas restricciones, sin embargo, aún tenía que pagar la universidad como estudiante fuera del estado, lo cual es tres veces más costoso que para un estudiante regular.
“Aún recuerdo mi primer año de universidad, fue muy caro, pero esto era debido a las reglas de Carolina del Norte que no me consideraban como estudiante del estado. Fue muy difícil ver cómo mis amigos podían pagar, pero con la ayuda y apoyo de mis padres pude seguir estudiando”, comenta Jiadira.
Logró dos títulos profesionales
Después de su primer año de universidad, pudo arreglar su estatus migratorio. Esto le permitió seguir estudiando y ser considerada una estudiante dentro del estado.
“El ser indocumentada realmente afectó mi salud mental, hasta el día de hoy, ahora que tengo un estatus, aún veo a un terapeuta para hablar sobre mis traumas y cómo seguir sanándolos”, dice Jiadira.
Jiadira obtuvo dos diplomas: uno en Artes en Educación Primaria, el cual lo obtuvo en mayo del 2018 y una maestría en Educación Urbana en mayo del 2021. Su amor por los niños y la educación la motivaron a convertirse en maestra, y su decisión de regresar a la escuela fue impulsada por su deseo de entender los desafíos educativos que enfrentan los estudiantes de minorías.
“Para mi papá, era muy importante que yo obtuviera mi diploma, esa fue la razón por la cual emigró a Estados Unidos. Tal fue el caso que le di dos diplomas, el último en 2021, y lo llenó de mucha alegría y orgullo. Ahora estoy trabajando y realmente amo lo que hago porque sé que estoy ayudando a sanar mi niña interior”, comenta Jiadira.
Ayudando a otros estudiantes inmigrantes
Actualmente, trabaja como entrenadora de éxito estudiantil para Golden Door Scholar, una organización que ayuda a estudiantes con DACA, indocumentados o con TPS a seguir estudiando en una universidad asociada con una beca.
Jiadira asegura que ama su trabajo porque puede relacionarse con los estudiantes que enfrentan desafíos similares a los que ella superó cuando estaba en la universidad y no sabía cómo navegar en el sistema por ser indocumentada.
“Trato de hacer todo lo posible para que mis estudiantes me tengan confianza. Cuando los estoy tratando de ayudar, me pongo en sus zapatos y me acuerdo de mí. Así trato de buscar maneras para poder ayudarlos a obtener los recursos necesarios”, dice Jiadira.
Jiadira quiere usar su historia de haber sido indocumentada y ahora haber cumplido sus sueños para inspirar a los demás, mostrando que una etiqueta hecha por la sociedad no te define. Al contrario, dice que esa etiqueta te debe impulsar a trabajar más duro para alcanzar tus metas.
“Insto a la comunidad latina a que motiven a sus hijos a seguir estudiando, no importa si es ir a la universidad u obtener una carrera técnica: lo importante es que nuestros hijos se superen. Juntos podemos hacer una diferencia en la comunidad”, concluye Jiadira.