"Spare: En la Sombra", la autobiografía que publicó el príncipe Harry no busca “derrumbar la monarquía. Se trata de tratar de salvarlos de sí mismos”, según palabras del mismo duque de Sussex, que está seguro de desatar una ola de resentimientos familiares que ya lo han alejado de la realeza.
Está claro que que su padre, el Rey Carlos III de Inglaterra, y su hermano William, el heredero al trono, no lo “perdonarían jamás”. Aunque dice Harry que todavía se reserva más material para un libro adicional. Lo que ya publicó es más de lo que ahora mismo su propia familia puede digerir.
"Spare", vendió 1.4 millones de copias en inglés el primer día de su publicación. Contiene revelaciones profundamente personales, acusaciones que salpican a todos los que le rodean. Desde antes de la muerte de su abuela, la Reina Isabel, ya había comenzado a sacar a la luz algunas de sus memorias, motivadas por la necesidad de desahogar el sufrimiento que lo acompaña desde que era un niño.

Príncipe Harry: "Perdí el miedo a la muerte a los 12 años"
Dos príncipes cortejaron el féretro de su madre en 1997, Harry tenía 12 años de edad cuando en medio de la noche en su cuarto en Balmoral, Escocia, lo despertó su padre para decirle "Querido muchacho, mamá tuvo un accidente automovilístico". Y agregó: "Va a estar bien", mientras ponía una mano sobre su rodilla.
"Papá no me abrazó. No era bueno para mostrar emociones en circunstancias normales, ¿cómo se podía esperar que las mostrara en una crisis así?",
expresó Harry en su libro.
La princesa Diana murió el 31 de agosto de 1997 con su acompañante, Dodi Al Fayed, en un accidente en el túnel Pont de l'Alma en París, dejando muchas preguntas sin responder. Aparentemente eran seguidos por paparazzis.
Pero, en su mente, el príncipe pensó que la noticia de que su madre sufrió una "lesión en su cabeza" era algo reparable. Recordó suplicar "en silencio a Papá y Dios" por mejores noticias que no llegaron. Abrumado por el dolor, durante años, se negó a estar viviendo la realidad y llegó a imaginar que Diana fingió su muerte para alejarse del foco mediático. Fantaseó reencontrarse con ella y su hermano en los Alpes Suizos.
"Sin nada que hacer más que deambular por el castillo y hablar conmigo mismo, se apoderó de mí una sospecha, que luego se convirtió en una firme creencia. Todo esto era un truco. Y por una vez el truco no lo jugaba la gente que me rodeaba o la prensa, sino mamá. Su vida ha sido miserable, ha sido perseguida, acosada, mentida. Así que fingió un accidente como una distracción y se escapó",
escribió.
Sin creerlo, llegó al funeral de su madre en la Abadía de Westminster el 6 de septiembre de 1997:
"Mi cuerpo se convulsionó y mi barbilla cayó y comencé a sollozar incontrolablemente en mis manos. Me sentí avergonzado de violar el espíritu familiar, pero no pude aguantar más",
dice en el libro.
Una revelación del dolor que siente Harry es el hecho de que desaprovechó su última conversación por teléfono con Diana:
"Ella había llamado temprano en la noche, la noche del accidente, pero yo estaba corriendo con Willy y mis primos y no quería dejar de jugar. Así que había sido corto con ella. Impaciente por volver a mis juegos, apresuré a mamá a colgar el teléfono. Desearía haberme disculpado por ello. Deseé haber buscado las palabras para describir cuánto la amaba. No sabía que la búsqueda llevaría décadas",
relató.
Una parte de Harry aceptó su pérdida a los 23 años de edad, cuando recorrió el mismo túnel y pidió a un conductor que manejara a 65mph, la misma velocidad a la que iba el auto el fatídico día.
Sin embargo, a sus 38 años, todavía la muerte de su madre es una herida profunda para el duque de Sussex. No hizo las pases con los paparazzi que debían estar en la cárcel, incluso habla de planear una declaración conjunta con su hermano William en aquel momento para pedir que se reabriera la investigación, pero "los poderes fácticos nos convencieron de que no lo hiciéramos", aseguró.

Drogas y alcohol: bálsamo al dolor
Mientras avanzó en su juventud, Harry luchó para asimilar la muerte de su madre.
"Mi memoria había sido irregular desde que mamá desapareció, por diseño, y no quería arreglarlo, porque la memoria equivalía al dolor. No recordar era un bálsamo",
comentó.
Iba a la escuela con el cabello rapado, se hundió en algunos vicios desde beber alcohol, fumar cigarrillos y marihuana, hasta inhalar cocaína y experimentar con psicodélicos:
"Era profundamente infeliz, un muchacho de diecisiete años dispuesto a probar casi cualquier cosa que altere el status quo",
reveló en "Spare".
En sus sus días rebeldes Harry se acercó al rugby, un deporte que le ayudó a desahogarse pues era "una buena excusa para atacar lo que se me presente". Debido al contacto que supone también le permitió "descargar mi ira".

Crisis de salud mental de Harry tras luchar en Afganistán
A la vida del príncipe Harry no le faltaba drama, pero uno más le añadió interés a su crisis mental, y fue luchar en Afganistán con el ejército. Recuerda matar a 25 personas que en su momento no vio sino como "piezas de ajedrez quitadas del tablero, los malos quitados antes de que pudieran matar a los buenos".
"Afganistán fue una guerra de errores, una guerra de enormes daños colaterales: miles de inocentes asesinados y mutilados. Así que mi objetivo desde el día que llegué fue nunca acostarme dudando de que había hecho lo correcto, que mis objetivos habían sido correctos, que estaba disparando contra los talibanes y solo contra los talibanes, sin civiles cerca",
expresa Harry en su libro.
Los problemas a su regreso no se hicieron esperar: ataques de pánico y ansiedad. Su estrés postraumático revivió su herida no sanada por la muerte de su madre. Buscó ayuda profesional por recomendación de su hermano William y encontró asistencia efectiva en la meditación.
Al mismo tiempo, intentó hallar un soporte en su padre que solo lo refirió con un doctor que pretendía simplemente medicarlo.
"Supongo que es mi culpa. Debería haberte dado la ayuda que necesitabas hace años", recuerda Harry que le dijo el rey Carlos. "Le aseguré que no fue su culpa. Pero aprecié la disculpa", concretó el príncipe.

La incomodidad de ser el "repuesto del heredero"
La relación con su hermano William, al que califica como "mi amado hermano, mi archienemigo", está en un completo deterioro. Esto no es nuevo, Harry creció con el resentimiento de ser el "repuesto del heredero", como se le llama en la realeza al segundo hijo que nace para apoyar al heredero al trono.
"Yo estaba en la sombra, el apoyo, el Plan B. Me trajeron al mundo en caso de que algo le pasara a Willy. Me llamaron para dar apoyo, distracción y, si era necesario, un repuesto. Riñón, tal vez. Transfusión de sangre. Médula ósea",
relató.
"Willy" y "Harold", son los nombres afectuosos con los que los hermanos reales se llaman en privado. Harry reconoce que a lo largo del tiempo se han ido alejando, por rencillas familiares, la presencia de Kate Middleton (esposa de William) y la llegada de Megan Markle a la escena.

Harry renunció a la corona para hallar el amor
En algún momento el príncipe Harry sería Rey (solo después de su hermano y sus sobrinos), pero esa idea se disipó desde la muerte de su madre y la molestia de ser el "repuesto del herededo". Así que lejos de esperar su turno se alejó no solo de la posibilidad, sino que cortó las raíces.
La irreverencia de Harry lo ha acercado a parecerse mucho más a su madre que a cualquier otro miembro de la realeza.
"El dolor lo cambió todo. Luchó en la escuela, luchó con la ira, con la soledad y, debido a que culpó a la prensa por la muerte de su madre, luchó por aceptar la vida en el centro de atención",
dice la presentación del libro "Spare".
Y sí que hoy es el centro de atención y se acerca a los medios para contar su historia. Pero le tocó tomar la decisión junto con su esposa, la duquesa de Sussex, Meghan Markle, de renunciar a sus altos cargos en la familia real en 2020 y se mudaron a Estados Unidos, donde ahora residen en California con sus dos hijos.
Harry debió sacar a su verdadero amor del entorno "tóxico" que una vez lo alejó de otras novias: Chelsy Davy (con quien salió tras regresar de Afganistán), la fallecida presentadora de televisión Caroline Flack, y Florence St George. Todas lidiaron poco tiempo con los paparazzi y reconocieron que no podrían vivir con el acoso.
Con Meghan las cosas no fueron diferentes y se sumaron comentaros que caían en el racismo y hasta hubo amenazas de muerte contra ella. Harry recurrió a su padre en busca de orientación y solo le sugirió alejarse de los periódicos y agregó que "estaba exagerando. Tristemente, esto es así".
El príncipe culpa a su padre de sumarse y generar "un ataque completamente nuevo, de parte de mi familia" en lugar de parar el ataque.

4 momentos de Harry indefenso
Los momentos en la vida de Harry lo han hecho estar totalmente indefenso en al menos cuatro momentos clave:
- "En la parte trasera del auto mientras mamá, Willy y yo éramos perseguidos por paparazzi.
- En el Apache sobre Afganistán, incapaz de obtener autorización para cumplir con mi deber.
- En (Nottingham Cottage) cuando mi esposa embarazada planeaba quitarse la vida.
- Y ahora" (recordando la visita al hospital cuando Meghan sufrió un aborto espontáneo).
Vulnerable, sincero, desnudo, se muestra Harry en su libro. Se compara con el rey Enrique IV, quien fue "exiliado y luego regresó para aniquilar todos los obstáculos y personas que se interpusieron ante él". Algo de él tiene en su ADN que es capaz de liderar sus emociones y salir de los patrones impuestos por la monarquía.
