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El próximo lunes 7 de mayo reinician las negociaciones de alto nivel para llegar a un acuerdo sobre un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA, por sus siglas en inglés), que ha sido uno de los objetivos clave de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El TLCAN tiene como participantes a Canadá, Estados Unidos, y México.

Este acuerdo comercial establece ciertas reglas básicas sobre el intercambio de bienes y servicios entre estos países. Igualmente, aplica para inversiones entre un país y otro, al igual que quiénes pueden participar en licitaciones de organismos oficiales en cada país, y pasos para solucionar potenciales conflictos potenciales.

El objetivo de este tratado es establecer una zona de libre comercio, eliminando la mayoría de las barreras arancelarias y no arancelarias entre estos país, con el fin de estimular la economía de sus miembros permitiendo que las empresas de cada país pudieran invertir en otro país miembro sin mayores dificultades. Este tratado se encuentra en efecto desde el 1 de Enero de 1994, y a partir del 2017, los países se encuentran negociando este acuerdo por primera vez.

Ahora, ¿por qué se está negociando de nuevo? Por un lado, las partes están de acuerdo que, tras más de 20 años de haber nacido el acuerdo original y sin haber sido modificado desde entonces, éste debe actualizarse a los cambios en el comercio internacional: el rápido crecimiento del comercio electrónico y la importancia de la protección del ambiente.

Igualmente, existe la discusión sobre los efectos del TLCAN sobre la economía de los países miembros. Por un lado, desde que fue implementado el acuerdo, México triplicó sus exportaciones de productos agrícolas a Estados Unidos, y cientos de miles de trabajos fueron creados en el sector de producción de automóviles.

En contraste, la economía mexicana creció en promedio apenas un 1,3% anual entre 1993 y el 2013, por debajo de las grandes expansiones económicas en el resto de América Latina, y los niveles de pobreza se mantienen parecidos a los que ya se tenían en 1994.

Por otro lado, Canadá ha visto sus inversiones desde México y Estados Unidos triplicarse. La agricultura en particular fue quien más crecimiento tuvo al celebrarse el TLCAL, siendo Canadá el mayor comprador de productos agrícolas producidos en Estados Unidos, y Canadá aumentando significativamente sus exportaciones tanto a México como a Estados Unidos.

Por último, los impactos para EEUU son los que mayor debate generan. El CFR afirma que aunque hubo una reducción importante en los trabajos de producción automotriz, los efectos positivos del TLCAN se ven a través de una variedad de industrias, al punto al que se estima que 14 millones de empleos dependen del comercio con México y Canadá, y que los casi doscientos mil empleos generados cada año como consecuencia del tratado pagan en promedio entre 15% y 20% que los trabajos anteriores.

Debido a la complejidad del pacto, y las numerosas variables que han jugado en la economía de estos tres países, se hace difícil el trabajo de evaluar la efectividad del tratado en alcanzar sus objetivos, lo cual dificultará aún más los procesos de negociación, en un contexto donde China obtiene cada vez más protagonismo en el comercial mundial.

Licenciado en Ciencias Administrativas, especializado en Banca y Finanzas, con más de 4 años de experiencia en finanzas corporativas en tres mercados diferentes, dentro de empresas trasnacionales.